ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 13 de noviembre  de 2021
                               
 

La jangá a Espadas

Será por fidelidad y obediencia al partido, pero yo que Juan Espadas no hubiera aceptado la candidatura a la presidencia de la Junta de Andalucía. Me parece que es una jangá. Primero, este largo interregno en que ha tenido a Sevilla, que las lenguas largaban de que se ocupaba más del partido que de la alcaldía, y volvía a lo que ha sido la gran mancha de su mandato: lo sucia que está Sevilla. Y después, porque desde que llegó a la alcaldía, Juan Espadas tuvo a su lado a un gran equipo, a una "cuadrilla del arte", compuesta por Cabrera y por Muñoz. De haber seguido en la alcaldía, tenía asegurada la reelección, porque ha sido el alcalde que ha pechado con la pandemia, con la ruina comercial y hostelera del centro y de muchos barrios, y ha remontado la crisis con acierto, reactivando buena parte de la actividad de una Sevilla paralizada por los estados de alarma, los confinamientos y los cierres perimetrales, y olvidada además por Madrid.

Pero Sánchez es mucho Sánchez, y ha conseguido tener al PSOE como la Legión, que obedece ciegamente a toque de cornetín como un solo hombre y Juan Espadas ha aceptado como persona de partido que es, enfrentarse al otro Juan, a Juanma Moreno Bonilla. Que para mí que tiene asegurada la reelección, en la Junta, como Espadas la hubiera tenido de haber permanecido en la alcaldía.

Los tiempos que quedan hasta la designación del nuevo alcalde de Sevilla, entre congresos del PSOE y quizá primarias, son todavía largos y complicados. Suena Antonio Muñoz en todas las quinielas, pero lo tienen todavía que placear más para que los sevillanos que no están en la pomada de la política lo vean como lo que es: un gran y expeditivo gestor y administrador de la acción municipal. Y para otra cosa no menos importante: para que sus adversarios políticos no le carguen con el mochuelo de atribuirle todo lo que hizo mal Juan Espadas en la alcaldía.

Juan Espadas, además, sale en la carrera electoral de las andaluzas con un gran hándicap: ser alcalde de Sevilla. A pesar de los intentos de hermanamiento y de acciones conjuntas de promoción con otras capitales, sobre todo Málaga, por el anticentralismo sevillano que no han conseguido borrar cuarenta años de autonomía, en muchas provincias de la región no votarán ni quemados a quien ha sido alcalde de la capital que odian. No sé cómo va a hacer la campaña en Málaga quien ha sido alcalde de Sevilla. Tendrá que entrar pidiendo perdón, como el general Borbón entró en su caballo blanco cuando los nacionales, con la ayuda de los italianos, tomaron la ciudad en la guerra civil, aquella "Málaga en llamas" de la historia.

Juan Espadas ha sabido contener a los concejales radicales de Podemos que apoyaron su nombramiento para la alcaldía de Sevilla. Veremos a ver si logra lo mismo con su aspiración a la Junta, y no le pasa como a su señorito Pedro Sánchez, que está en manos de los radicales ultraizquiedistas de su coalición de gobierno para cualquier asunto que quiera cambiar. Con todo, le deseo suerte a Juan Espadas, pero hay que ver, con lo cómodo que estaba de alcalde de Sevilla en el berenjenal que se ha metido.

 

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