ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  13 de diciembre  de 2021
                               
 

La Fiel Hostelería

Si yo fuera alguien en la Junta, proponía que en las medallas del próximo 28 de Febrero le concedieran una, pero con Código QR de platino, a la Hostelería Andaluza. A la Fiel Hostelería, podríamos llamarla, copiando el himno de la Infantería española. En este caso no vibra en sus voces ardor guerrero, sino resistencia frente a la crisis, mantenimiento de empleo, creación de puestos de trabajo, rescates de trabajadores apuntados en el ERTE, buena cara frente a la adversidad, "silencio cariño mío" ante las decisiones sobre restricciones, que aplican sin rechistar: que si ahora se cierran las barras, que si ahora sólo puede haber cuatro clientes por mesa, que si ahora es "hasta completar aforo", como en los campos de fútbol. ¿Cuánto le debe el mantenimiento de nuestra economía y de nuestro empleo a la Fiel Hostelería, al modestísimo bar, al restaurante? Por eso se merece todas las medallas, por la que ha pasado, por lo que ha resistido, por lo que ha levantado, por lo que con sus puertas abiertas, costándole quizá el dinero, ha animado las calles de nuestras ciudades en los peores momentos.

Muy bien la decisión de la Junta, a la que aún le falta el visto bueno del Tribunal Superior de Justicia, de que se necesite el pasaporte del Covid para entrar a un bar a tomar un café. Pero digo yo que por qué no piden ese pasaporte también para estar en la bulla vespertina de la Plaza de San Francisco para ver encenderse el árbol de Navidad más alto de Europa. O por qué no piden el pasaporte para poder cangrejear delante de un paso, de los muchos que han salido en estos días para fomento de peligrosas bullas ("¿cuál sale hoy?"), que así suben las cifras de contagios, ¿no van a subir? No sé qué acabará diciendo el TSJA sobre la obligatoriedad de tener en regla el Pasaporte Covid para poder entrar a un restaurante. Pero de momento, si la aprueba, la Fiel Hostelería se convertirá en policía de este control. Cada bar y cada restaurante tendrá que poner a un camarero para pedir a la entrada el código QR o el papel que acredita que los que han reservado mesa para cuatro a las 3 de la tarde tienen todos los papeles de la vacunación en regla. La hostelería, sin cobrar un duro, hará el papel de policía de los pasaportes Covid. Y como agradecimiento (¡tararí!), en la reforma de las leyes antitabaco les quitarán uno de sus grandes atractivos de clientela: que se pueda fumar en las terrazas. Como aquella vez que les hicieron gastar un dineral en dividir los locales en fumadores y no fumadores y después no sirvió de nada, porque prohibieron absolutamente encender un cigarrillo dentro de un local, ahora les quitarán que la gente busque las terrazas, aparte del desayuno, el copeo o el tapeo, para poder fumar. ¿Y el dineral que se han gastado en poner las terrazas acondicionadas para el invierno, con los más costosos sistemas de calefacción? Nada, no se puede fumar, hay que llevar el pasaporte... A este paso, hasta antecedentes penales a los clientes les van a hacer pedir a los sufridos profesionales de la Fiel Hostelería que tanto ha paliado la crisis económica.

 

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