ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  21 de diciembre  de 2021
                               
 

Lotería sin calvo

Desde hace unos años, la Lotería de Navidad tiene menos de Lotería de Navidad porque en televisión ya no la anuncia el calvo famoso. "Divino Calvo", como Rafael el Gallo. Ahora hacen pequeñas historias, casi mediometrajes, con su argumento, su planteamiento, su nudo y su desenlace, una mijita melancólicas y sentimentales siempre, cuando no ciegamente confiadas en la bondad del género humano, que llega hasta a pagar su décimo premiado con el Gordo a quien se olvidó recogerlo en el bar como todos los años. Pero la chachi Lotería de la Buena, "la de los millones", como dice el anuncio de la administración de la calle Sagasta, o como la joroba cerámica de restregar el décimo en el Gato Negro de la Avenida, era la del Calvo. ¿Cómo puede llegar a identificarse a un personaje con la ilusión de hacerse rico? Pues así ocurrió desde 1998 a 2005 en que este actor protagonizó el anuncio navideño de Apuestas y Loterías del Estado. Cobrando, por cierto, casi como si le hubiera tocado el Gordo, porque dicen, aunque no me lo creo, que cobraba 120 millones por anuncio, que me parecen demasiados millones si no se es Messi. Más que todos los de Sagasta juntos.

El Calvo de la Lotería era ya un personaje de plantilla en nuestras Pascuas de Navidad y Reyes, como los niños que siguen queriendo turrón, turrón, turrón, o el que vuelve a casa por Navidad. Pero desde que ya no sale el calvo, y los anuncios de la Lotería de Navidad no sabes si son de un coche eléctrico o la oferta de un supermercado, ¿a que dan menos ganas de comprarte tu décimo? Este año se ha puesto de moda por los matemáticos lo del saco de alubias o garbanzos donde uno solo va pintado de negro o de rojo, para que veas lo difícil que es estadísticamente que te toque el gordo. Y a mí me sobran chícharos y trompitos, y me parece que es tan difícil que toque el gordo porque ya no sale por la tele el calvo para meterte ganas de comprarte un billete entero y repartirlo entre la familia y los amigos, o casi un talonario completo de la lotería de la hermandad.

Ahora que el Calvo de la Lotería ya no sale me he enterado que es actor, que se llama Clive Arrindel, que nació en 1950 en Trinidad-Tobago y que es de nacionalidad británica. Que hizo muchos papeles secundarios en cine y en teatro, hasta que le salió el chollo de convertirse en símbolo de la Lotería de Navidad en España. Pero como España les cae muy lejos a los ingleses, dicen que esa fama de actor de publicidad le perjudicó en su carrera, pues casi se dedicó en exclusiva, como Doña Manolita, a repartir fortuna, con su lema: "Que la suerte te acompañe". Ahora tenemos nosotros más bien que decirle: "Le acompaño en su sentimiento". Pues a pesar de que repartía suerte, no la tuvo tanto como actor. Realizó algunos trabajos en teatro e incluso apareció en la serie de Netflix «The Crown», pero su nombre estaba relacionado con la lotería y se quedó como un actor de anuncio. Clive Arrindel vive en Londres, a sus 71 años. Y yo creo que para sacudirse de encima el estigma del Calvo de la Lotería, ha ido a Turquía, se ha hecho un transplante capilar y ya no hay quien lo conozca. Y por eso no hace el anuncio del calvo de la Lotería de Navidad.

 

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