Siempre que se oye una palabra recién sacada del horno de la neolengua, Politiqués cruzado con Tertulianés, con la que estos señores que nos gobiernan nos siguen engañando, se sorprende uno. Tal me ocurrió con "gripalización", que antes de vérsela escrita en el título de su magistral cotidiano artículo de aquí a la derecha de esta página, se la escuché de viva voz a mi dilecto Ignacio Camacho en algo que les recomiendo: su tertulia nocturna de los lunes en el programa "La Linterna" de Ángel Expósito en la Cope. Para quitarse el mochuelo de encima de lo que no han hecho hasta ahora, plantarse con actos de firme gobernación para toda la nación española, sin largar las responsabilidades a la que Ignacio Camacho llama "la descojogobernanza", ahora, precisamente ahora, cuando más se propaga el dichoso bicho ómicron, empiezan a decir que esto no es una pandemia y que hay que tratarla como una gripe. Y que de contar contagios, nada, para no asustar al personal. Quieren quitarse de encima una vez más la responsabilidad ante el covid, como se quitaron de enmedio a Fernando Simón, el de la rebequita, el encargado de engañarnos diariamente durante lo más duro de los estados de alarma, de quien, como del Finado Fernández de Pepe Iglesias "El Zorro", nunca más se supo.
Aunque los hospitales tengan que ampliar sus plantas dedicadas a infectados de covid y el porcentaje de ocupación de las UCI en muchas regiones sea terrible, de no atreverse a salir de casa por la rápida propagación del ómicron, nos echan por delante (¡a buenas horas, mangas verdes!) el precio único de los test de antígenos para hacérselos en casa y no sobrecargar más la atención primaria. Y tienen la cara de afirmar, sin base científica alguna, que esto va camino de ser una endemia, vamos, como el sarampión o la gripe. De ahí lo de la "gripalización" para de momento dejar de contar contagios diarios y tasas de casos por cada 100.000 habitantes. En lo que veo que están tragando hasta muchas autonomías gobernadas por el PP. Me parece todo tan ridículo como esos niños pequeños que porque esconden su cabecita debajo de la almohada creen que ya no los vemos. Empezaron diciendo tras aquel 8 de marzo de 2020 histórico de la manifestación feminista que esto no tenía la menor importancia, que iba a ser como una gripe. Y vuelven a las andadas. A querer hacernos creer que esto es como una gripe, y que como tal hay que hacer las estadísticas, con médicos-testigos y cifras de contagios "al ya te veré" y no con cifras diarias de perder el sueño.
Nos creen tan crédulos que por negar la pandemia va a dejar de existir y que podemos coexistir con ella sin riesgos de los miles de muertos que llevamos ya. Esto es sólo el comienzo. Una vez que hayan conseguido sus objetivos de quitarse toda responsabilidad verán cómo se las apañan para que lo que empezó por pandemia y quieren convertir en gripalización acaba en un resfriadillo. Váyanse preparando. El cinismo no tiene límites y la gripalización acabará en un resfriadillo de nada, ¡atchís!.
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