ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 28 de febrero  de 2022
                               
 

La Giralda, de lunares

Muy chocante y poco relacionado con la Tauromaquia o con muchas bacalás en el gusto de los aficionados tiene que ser el anual cartel de "Toros en Sevilla" que patrocina y edita la Real Maestranza para que le eche la pata al que ha publicado el Ayuntamiento anunciando las Fiestas de Primavera. A la vista de este cartel, al que le hago el inmenso favor de no decir su autora, se me ocurre que deberíamos hacer cada año algo con lo que nos divertiríamos mucho: un concurso para elegir al peor y más desacertado cartel de las decenas de ellos que se editan en Sevilla. Sobre este cartel de las Fiestas Primaverales, con decir que es un clásico el del Cristo del Cachorro del Consejo de Cofradías, con sus correspondientes chorrones de pintura por encima, marca de la casa de su autor, creo que está dicho todo. ¿Tópicos? No, más que tópicos. Ideas descabelladas a decenas son las que tiene el municipal cartel de las Fiestas, al que no le falta un perejil.

¿Se imaginan al Giraldillo vestido de flamenca en plan "faralaes" y con una chaquetilla torera como la que sacaba la recordada Rocío Jurado para cantar "Viva el pasodoble"? Pues así me pintan a la Giralda, la pobre. Me ha recordado a mi nieta Ana cuando era chica, pero tan sevillana como ahora a pesar de su cuna suiza y su residencia alemana. Pasábamos un día por el Paseo Colón ante el monumento a la Condesa de Barcelona y le pregunté qué era. Y en su candidez me dijo:

-- San Fernando vestido de flamenco yendo a la Feria.

Bueno, pues al Giraldillo lo han puesto así, camino de la Feria, pero con un abundante fondo de armario adornándolo. No sé cómo caben más cosas, y a cuál más descabellada en un cartel. Apunten. La Giralda va con una chaquetilla torera sobre un traje de flamenca. En el lábaro, o sea, el pandero que orienta los vientos de la veleta, se muestra una alegoría de un abanico, un capote de torero y una custodia, símbolo del Corpus Christi. El remate del lábaro es la cruz de guía de la Hermandad de la Paz, que abre el Domingo de Ramos, y un simpecado del Rocío, no sé de cuál de las hermandades sevillanas, pero habrá quien lo identifique. Junto a la palma, una rama de olivo del Domingo de Ramos. Y a los pies de la Giganta aparece una luna, la famosa Luna de Parasceve de los poemas malos de Semana Santa, junto con una corona de espinas y un llamador. Ah, y desparramadas por el cartel, las cinco mariquillas de la Esperanza Macarena, que me parece con toda mi devociòn por la Madre de Dios que las están manoseando ya más de la cuenta. -

Habrá quien le ponga pegas. No por exceso, sino por defecto de chirimbolos. Habrá quien diga que falta una silla de Quidiello de La Campana, y un palco de la Plaza, y una hoja de ABC recortada con el horario e itinerario de las cofradías, y el tío que vende los globos, y los calentitos de la Madrugada, y las sobaduras de los zapatos que se estrenan el Domingo de Ramos. Yo no creo que le falte nada. Bueno, sí: respeto por las cosas intangibles de Sevilla. Lo que digo: tendríamos que hacer el concurso "Los 5 carteles más mamarrachos de la primavera sevillana". Iba a estar reñidísimo. Yo no sabría cuál votar.

 

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