ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  11 de marzo  de 2022
                               
 

Dos carteles por el precio de uno

Igual que en las corridas se anuncian 6 toros, 6, este año la Real Maestranza ha conseguido lo que parecía imposible: que en vez de un mamarracho de cartel, según costumbre, obra de un artista renombradísimo pero que de la Fiesta no suele tener ni idea, tengamos 2 carteles, 2. Obra de un chino que no es chino, sino vietnamita de origen, danés de nacionalidad y berlinés de residencia. Pero se le quedará para siempre lo de chino. Sí, a los chinos parece que se han jugado ver quién encargaba el cartel más descabellado. Y ha ganado quien ha conseguido que Danh Vö, que así se llama el autor, haga dos carteles por el precio de uno. Yo no sé cuál de los dos carteles van a imprimir sobre las combinaciones de toros y toreros, si el que pone "Toros en Sevilla", o el del conocido verso de García Lorca: "Eran las cinco en punto de la tarde". Pues anda que como la gente se vaya a los toros a la hora que dice el cartel se van a encontrar la plaza cerrada. Este maravilloso y famosísimo por lo visto artista conceptual y escultor no se ha enterado que las cinco de la tarde son en García Lorca, que en Sevilla los toros son a las seis y media. A las cinco en punto de la tarde no han llegado a la plaza ni los regadores.

El cartel de la Real Maestranza de este año es sevillanísimo: un petardo. Por partida doble. No es un cartel, sino una hoja roja con una caligrafía ilegible que ha puesto este buen señor vietnamita como homenaje a García Lorca y al "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías". Es como si el cartel tuviera dos caras, como los marcos que se encargan en el Venecia de la calle Lagar con cristales por ambos lados, para que se puedan ver los dos. En uno de ellos pone "Toros en Sevilla" y en el otro, los versos lorquianos. Y aunque dicen que el fuerte de este artista es la caligrafía artística, que aprendió de su padre, es dificilísimo leer lo que allí pone sobre un fondo rojo, dicen que encarnado color muleta uno y más rosáceo color capote otro. Si Eugenio d`Ors decía que un cartel es un grito pegado en la pared, este incomprensible doble cartel es un alarido de horror y desacierto.

Lo único que me interesa del cartel del vietnamita es la historia de su autor. Una novela, que la escribes y ganas el premio Ateneo. Según nos cuenta Jesús Bayort "la familia Vö tuvo que huir de Vietnam con la invasión comunista y se lanzaron al mar en una patera creyendo que iban a llegar a Estados Unidos. En mitad del mar los recogió un buque que los desembarcaría en Dinamarca. Y allí unos religiosos franceses enseñaron al padre, Fung Vö, a emplear este tipo de caligrafía». Cuya principal característica parece que es hacerla ilegible. El cartel doble del chino parece patrocinado por General Óptica, de lo difícil que es leer la que pone su presunta caligrafía artística. Podría servir a los oculistas para graduarnos la vista. Ah, y al final pero no lo último, cómo se presentó el mocito para dar a conocer su obra, en mangas de camisa, como si fuera al tendido 12 con la solanera. Con razón un ingenio del Arenal, al ver el cartel doble de la caligrafía ilegible dijo: "Más que Danh Vö es Chin Ver Güén". De circo, no de toros: más difícil todavía superar el mamarracho anual. Y lo han superado.

 

 

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