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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 6 de junio  de 2022
                               
 

Gracia Montes, aquella voz de Lora

Gracia Montes ha venido a morir en un verso de una de sus coplas, la que casi niña cantó en la película "Historias de la radio" ante Bobby Deglané: cuando "por los caminos de Andalucía" iban las carretas de romería. Gran señora de la canción, su voz era prodigiosa, con un "vibrato" que la hacía única, como de una gran diva de la ópera, y que le daba a sus canciones una emoción irrepetible. Y una gran señora, alejada siempre del artisteo del faranduleo de las folklóricas, dedicada a sus canciones. Sorprendió en sus comienzos en Galas Juveniles, en aquellos inolvidables espectáculos del Teatro San Fernando, cuando estaba en la academia de Adelita Domingo. Y pronto la descubrió Brageli, que le cambió su nombre de Gracia Cabrera Montes por el artístico de Gracia Montes. Con el que montó sus primeros propios espectáculos, "La rosa de Andalucía y "Coplas al viento", de Ochaíta, Valerio y Solano, en los años de las grandes del género, de Concha Piquer, de Juanita Reina. En estos espectáculos surgieron canciones que la acompañaron ya toda su vida, como "Palito de ron" o "Cariá la sanluqueña".

Un día llegó el amor, y Gracia Montes lo dejó todo y abandonó su carrera para dedicarse al hombre de Barcelona que la amaba. Su vida, sí, es como una copla. Como su "Será una rosa, será un clavel". Como "Maruja Limón" y "Soy una Feria". No, no era una feria del artisteo y de la exhibición de su vida privada por los platós y estudios. Siempre con la distancia de por medio, como aparte de todas y de todo, lo que le valióo, ay, el olvido, a pesar de la calidad de su obra, de la personalísima e inconfundible voz. "Los novios de Punta Umbría" y "La lumbre de tu cigarro" fueron grandísimas canciones que no llegaron al gran público precisamente por culpa del distante señorío de Gracia Montes.

Terminada la copla de aquel gran amor catalán, Gracia Montes volvió a los escenarios con "La Rosa de las Marismas", quizá uno de los últimos grandes espectáculos de la canción andaluza que pudieron verse en el Teatro San Fernando, con todos los elementos del género, el ballet, el recitador rapsoda, el grupo de bailaores flamencos, el guitarrista solista. Cuando todos estábamos prendados por los requiebros únicos de su voz, la había retirado, pero Gracia Montes volvía por sus fueros de la belleza y elegancia, preguntándole al Niño de la Huerta "si quieres que yo te cante/ la romería loreña". Ay, Lora, Lora del Río, su tierra: "Y apunta el jipío,/que yo soy de Lora,/ de Lora del Río".

Se retiró a su piso de la calle Asunción en silencio y en silencio, olvidada de todos menos de los que la admirábamos, ha muerto, no sin habernos dejado unos últimos discos de recate de viejos temas como "Puerto Camaronero" o la mejor versión que nunca se grabó de "La falsa monea". Pedimos muchas veces para Gracia Montes la medalla de Andalucía o la de Sevilla. Nunca fue reconocida. Ahora sí han vuelto a sonar sus canciones antológicas. Con su "vibrato" único. Se nos ha ido una gran artista de la copla que pagó bien caro su señorío.

 

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