ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  15 de marzo  de 2023
                               
 

La primera luz

Para que no se pierdan las buenas costumbres, este año no hay tradicional artículo del primer azahar, que ya ha brotado y que los lectores nos comunican con la alegría del descubrimiento personal. Siempre lo hallan cerca de su casa, o camino al trabajo, o tapizando el suelo de blanco al caerse algunos de los pétalos de los más adelantados, he de reconocer que en años anteriores Heliópolis y el Barrio León han ganado por goleada. Igual que los niños que coleccionan los cromos de "Holycards", les cambio el articulo del primer azahar por el de la primera luz, que tiene peor prensa que la blanca flor del naranjo callejero. Lo mismo que del azahar, debemos decir de la luz en estos días cuando salimos de casa y con el primer sol el cielo está ya poniéndose azul Murillo, azul Purísima, y se recortan las figuras, los resoles y las sombras con otro tamiz, a pesar todavía de los fríos tardíos o de las lluvias que vienen a descomponer el equilibrio de este cielo que no perdimos. Al contemplar esta inconfundibla luz de los días más largos, decimos:

-- Ahora es cuando esto ya está aquí.

¿Qué clarín suena en el cielo de Sevilla para que el sol saque el pañuelo de la mano de una Dolorosa bajo palio, cambie de tercio y surja esta luz nueva que es el mejor anuncio de la fragancia de los naranjos en flor, de los días del gozo, del primer nazareno, de la alegría del albero y de ese campo que se le mete a Sevilla por las puertas con el cascabeleo de un enganche a la calesera? Ya ha debido de sonar ese clarín, no de lágrimas de San Pedro, sino de corneta de los primeros ensayos de la Centuria Macarena, con recuerdos del redoble del inolvidable Hidalgo. Porque ya ha cambiado la luz. Y los duendes de Sevilla, que hasta tienen dedicada su barreduela al final de la calle Jimios como personajes ilustres de la ciudad que son, me han revelado el secreto. Que es una duda. ¿Quién ha traído a Sevilla esta luz recién nacida de los días del gozo? ¿Han sido los camiones que descargaban las piezas del complicado mecano de los palcos en la Plaza de San Francisco? ¿Han sido los cultos anuales de las cofradías? ¿Han sido los Crucificados en vía crucis por su barrio? ¿Han sido los besamanos de las Vírgenes? ¿Han sido el primer escaparate con torrijas de una confitería? ¿Han sido los conciertos de las bandas de palio y agrupaciones musicales en el interior de las capillas de las cofradías, paraíso cerrado para pocos? ¿Ha sido la presentación de un cartel, el anuncio de un pregón, ese palio que parece que está ya casi montado?

Son las montesinescas verdades y otras dudas que me revelan los duendes del Arenal, parientes lejanos de los de las murallas de la Macarena, infalibles en las mentirijillas poéticas de nuestras leyendas. Como la Virgen María en el Evangelio del Nacimiento de Jesús, cuando "impletis sunt diebus", el invierno dio a luz. El invierno pare esta luz de cofradías, de papeleta de sitio, de capirotes, de tambores, de cornetas. Todo nos anuncia que ha nacido esta luz. La que nunca podrán destruir, ni masificar, ni degradar, ni envilecer, ni perder de medida y sacar de cacho. La que no depende del Consejo ni del Cecop, ni sube el precio del kilowatio-hora.. La mejor Sevilla es esta luz que ya está aquí.

 

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