Muchas veces han preguntado al Gobierno bifronte por los viajes de Sánchez en su famoso Falcon y por el costo de esos desplazamientos, personales, personalísimos muchos, como ir poco menos que a la boda de un cuñaaaaaao o acompañar a aquí-mi-señora a un concierto. Y siempre han respondido lo mismo: que son secretos de Estado que no se pueden revelar por razones de seguridad. Pero a alguno de sus siete mil quinientos millones de asesores se le ha ocurrido una coartada magnífica para coger el Falcon como quien llama a un taxi para ir a un asunto particular. Se trata de que para viajar en el Falcon donde quiera o a un acto del partido, y para usar los bienes del Estado en beneficio propio en campaña electoral (como hacen los cargos públicos de media España y seguirán haciendo), lo de Sánchez para justificar el uso del avión privado y del helicóptero Puma desde La Moncloa hasta Torrejón para ir a dar un mitin por invitación e impartir doctrina ante un grupo siempre seleccionado de militantes con cargo o de simpatizantes empedernidos (nunca a la antigua usanza de los polideportivos y las plazas de toros en los buenos tiempos del bipartidismo), se les ha ocurrido una coartada maravillosa, que hemos visto con toda su carpintería teatral al aire con el cohete Miura en Huelva.
Sánchez, cuando va de campaña electoral en el Falcon gastando todo el queroseno que sea menester, no va de mitin ni a un asunto del partido. Oficialmente. Se inventa un acto más o menos oficial para justificar el viaje y luego, una vez cumplidos estos servicios mínimos de paripé presidencial, se va tranquilamente a largar su discurso donde estuviera previsto y donde en realidad quiere ir con todo tipo de las comodidades del avión privado de los ricos, de los del puro, vamos, de los que se llevan las empresas a los Países Bajos.
Dentro de su nueva vuelta a España de la campaña electoral en curso, Sánchez tenía que ir a Huelva para hablar ante los suyos. Ya no se atreve a hacerlo en grandes escenarios, que ni el PSOE ni el PP llenan, en el fin del bipartidismo que estamos viviendo. ¿Y qué hizo Sánchez para ir a Huelva en Falcon a dar su mitin y que no le pudieran decir nada? Pues improvisar una visita al antiguo campo del INTA en Arenosillo, donde están preparando el lanzamiento de un cohete netamente español para la colocación en órbita de un satélite de meteorología y comunicaciones. No es que presenciara el lanzamiento del cohete, no, que hubiera sido lo lógico. Es que fue a echarle un vistazo a cómo va aquello, antes de irse al acto electoral. Aquello es tan español que el cohete se llama Miura. Y para evitar que le criticaran con las de un miura, pues se dio el hombre su vueltecita por el cohete en Arenosillo para justificar el uso del avión público para ir al acto del partido en Huelva. ¿Que el acto electoral del partido es en Málaga? Pues se inventa sobre la marcha a una visita a una empresa del parque tecnológico. ¿Que es en Valencia? Pues ya nos buscaremos a algún emprendedor para visitar su empresa. Y así sucesivamente. Coartadas perfectas. Si no fueran tan burdas.
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