ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  3 de julio  de 2023
                               
 

Oficios desaparecidos

Venecia es una ciudad con bastantes parecidos con Sevilla, entre otras cosas por su conversión en un parque temático turístico donde sus vecinos de toda la vida se sienten como extraños, invadidos por la industria que da de comer a la ciudad. Venecia es una ciudad completamente peatonal. Y la totalidad de hoteles y alojamientos turísticos está, por tanto, en zona vedada para los automóviles. De aquí que se vean mozos de equipaje de los hoteles, que con una carretilla llevan las maletas que traen los viajeros desde la estación del vaporeto más cercano al hotel. Y también, claro, se oye en Venecia la música de la banda sonora del turismo: el ruido de las maletas con ruedas arrastrando por las aceras.

A diferencia de Venecia, aquí en Sevilla solamente tenemos música de ruedas de maletas. Con la de hoteles de cinco estrellas que hay en zonas peatonales donde no pueden entrar los coches, no existe, que sepamos, un solo establecimiento que, como antaño, tenga un maletero para transportar el equipaje a los huéspedes. Con tantos hoteles en calles peatonales, imagínense la cantidad de empleos que podrían crearse en Sevilla si volviera la costumbre del mozo de equipaje, los que cuando el tren llegaba a la estación de la Plaza de Armas voceaban el nombre del hotel para recoger el equipaje a sus huéspedes. En el Ave ya no existen mozos de equipaje, y cada cual tiene que ser portador de su propia impedimenta, salvo que hayas avisado antes para que te den auxilio o silla de ruedas al departamento encargado de asistencia a la personas dependientes.

¿Es infamante llevar las maletas a alguien? Por lo visto, sí. Pasa con los mozos de equipaje como lo que comentábamos de la fresa en Huelva, que con el paro que hay, tienen que traer cupos de inmigrantes extranjeros para recogerla. Y pasa con los mozos de equipaje como con los limpiabotas, a los que en Sevilla siempre llamamos betuneros, un oficio desparecido. Ya no quedan betuneros en Sevilla, cuando antes raro era el buen bar o cafetería que no tenía el suyo propio en plantilla, con uniforme y con una chapa donde ponía su oficio y el nombre del establecimiento. Ya no quedan limpiabotas de plantilla en los bares, como no existen salones de betunería, que en Nueva York, por ejemplo, se mantienen. Solamente en la calle Sierpes había tres salones: el de Biedma frente al Mercantil, el de Carmona cerca de las Cuatro Esquinas de San José y el pequeño local al lado de Deportes Zeta. Un lector me envía una foto de la Punta del Diamante y me hace recordar a Palma, el famoso betunero de plantilla del café donde paraba don Santiago Montoto. El Coliseo, el Gran Britz, el Hernal, Los Corales, todos los grandes cafés y bares tenían su betunero en plantilla. Hasta la Peluquería Bors tenía el suyo. Ahora parece infamante arrodillarse a los pies de un cliente para lustrarle los zapatos, y no se dan personajes como Don Antonio el Betunero de la Plaza de la Gavidia, famoso por sus discursos a lo Loco Amaro, "que daba el parte antes que Queipo de Llano" y a quien Romero Murube hizo personaje legendario de nuestra ciudad.

 

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