ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  27 de julio  de 2023
                               
 

Jo, qué tropa

Hay cosas que cuanto más se piensan, menos se comprenden. ¿Cómo lo que a finales de mayo fue el vuelco a favor del PP puede apenas dos meses más tarde, a finales de julio, trocarse en el vuelco a favor del PSOE? ¿Será por vuelcos? Es digno de estudio cómo pueblos que votaron abrumadoramente al PP en las municipales se han pasado directamente, en tan breves días, al apoyo al sanchismo Frankenstein Punto Dos. ¿Cómo una España que en mayo era una muñeca vestida de azul, con sus ayuntamientos, sus autonomías y su canesú del PP, se ha cambiado de camisa en tan poco tiempo? ¿Por los millones regados por el Gobierno? ¿Por las dificultades de la fecha elegida con toda mala intención, para acudir a las urnas en plenas vacaciones, lo que por cierto prohibe el Estatuto Andaluz, elecciones en julio y en agosto? Cierto que han tenido a casi todas las televisiones compradas y que en los comentarios de los medios de comunicación han conseguido demonizar a Vox. En mayo se podía contar con Vox para sumar el bloque de derechas. La torpeza del PP en administrar aquel vuelco de mayo y sus pactos con Vox ha hecho que el partido de Abascal aparezca rodeado ahora por un cordón sanitario.

Y el triunfalismo. Ha funcionado un argumento que no lo ha tenido en cuenta el PP. Los que viendo las encuestas tan favorables a su victoria, estando en la playa, se han dicho: "Si de todas formas vamos a ganar, ¿para qué voy a molestarme en ir a votar?". La confianza, como la avaricia, rompe el saco. Si a esto le añadimos los errores de libro cometidos por el PP en el comienzo y final de la campaña, podemos tener una pista de este cambio del azul al rojo. Como en el "Romance de la Reina Mercedes" de Rafael de León, "Una tarde por la primavera/ Merceditas cambió de color", una tarde, por el comienzo del verano, España cambió de color, y volvieron los reductos fieles del viejo PSOE a serlo con el sanchismo, como la provincia de Sevilla, o como Andalucía. Nadie se ha acordado del Tito Berni, ni de las noticias falsas sobre la vuelta a las autopistas con peaje, ni de los precios de la cesta de la compra, ni del Euríbor, ni del paro juvenil. Todo lo que se tuvo tan en cuenta en mayo ha sido olvidado como por brujería en julio. Miras cualquier pueblo, y donde el PSOE quedaba quizá como tercera fuerza, ahora ha arrasado. Y nada te cuento de los restos repartidos en las circunscripciones con pocos diputados, cómo han beneficiado el vuelco al rojo. No, no es daltonismo. Es la triste realidad de esta España que lo mismo se va para acá que para allá, y donde se ha permitido que el sanchismo haya copado el Estado y utilizado todos sus medios en beneficio propio a lo largo de estos dos meses. Que han sido como lo de Romanones, cuando le propusieron ser académico de la Real Española y todos le prometieron el voto. Pero cuando llegó el día de la elección, salió otro candidato. Y el conde, en su frustración, referida a los académicos, dijo su famosa frase: "¡Jo, qué tropa!". Hay que pedirle prestada la frase a Romanones para referirla a la escasa lealtad de los votantes españoles, que en mayo dieron el vuelco en azul y en julio, el vuelco en rojo.

 

 

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