ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 18 de septiembre  de 2023
                               
 

Saber más que el GPS

Cada vez nos preocupamos menos de ir a los libros para saber. Así, ay, cierran tantas librerías: habrá que declararlas especie en riesgo de extinción. Porque, además, el que necesita uno, en vez comprarlo en la librería, lo pide por Internet. A mí me dan pánico los estantes de novedades, ¡la cantidad de títulos que se editan! ¿Cuántos acabarán en la guillotina? Además, muchos de los interesados por esos libros los piden a Amazon. Pronto pediremos a Amazon hasta los calentitos para desayunar en casa los domingos.

Las nuevas tecnologías nos han hecho más flojos, lecturas en papel aparte. Cuando alguien quiere saber algo, en vez de buscarlo en los libros, hay siempre quien le aconseja:

-- Eso pregúntaselo a Siri.

Cosa que hace inmediatamente, hablándole de tú a este sabelotodo de Internet. Siri da por sabido que todo lo sabemos. La pasa como al GPS de los coches. Desconfío completamente del GPS de los coches. El Sistema de Posicionamiento Global (GPS) lo inventaron, como todo, los americanos, con fines de Defensa. Pero pronto dejaron que se usara como elemento de navegación o para saber dónde se encuentra un objeto. Pero hay quien confía más de la cuenta en el GPS del coche. Y así les va. Tienes que ir a ver a un amigo a su casa, ¿no?, y te dice dónde vive del Aljarafe. Y cuando le preguntas dónde está eso y cómo se va, te dice muy confiado:

-- Tú ponlo en el GPS del coche y verás cómo te trae en un periquete, derecho hasta la urbanización. Es Galaxia Gutemberg, 32. Verás cómo vienes sin perderte.

¡Que te crees tú eso! Los que ponen al día el sistema de orientación del GPS (que tendrán que echar horas extraordinarias actualizando los desvíos y cambios de dirección por las obras en Sevilla) se creen que nos sabemos el callejero mejor que un taxista y el nombre de todas las vías. En todas sus instrucciones habladas el GPS da por descontado que sabes el nombre de las calles. Sales de tu casa y te dice que tienes que seguir hasta, un poner, República Argentina. Hasta ahí, sin problema. Luego te va guiando camino de San Juan de Aznalfarache. Perfecto. Pero ahí empieza el lío. He aquí lo que te dice el GPS en sus sucesivas instrucciones, que transcribo seguidas, una tras otra:

-- Siga 100 metros y en la primera glorieta tome la segunda salida, por la avenida de los Chirlos Mirlos. Siga 800 metros, y al llegar a la calle Pepito Pérez gire a la derecha hasta la A-92. Continúe por la A-92 un kilómetro y medio, hasta llegar a la Glorieta de los Olivos. Tome en la tercera salida la Avenida de Pablo VI, y siga por ella 700 metros y gire a la derecha para llegar a la Avenida del 28-F...-

¡Total, que acabamos por lo menos en Huévar y no en casa de nuestro amigo! Porque el GPS da por descontado que sabemos cuál es la Avenida de los Chirlos Mirlos, y la de Pablo VI, y la del 28-F, y la Glorieta de los Olivos. Y algo hacemos mal siempre, porque además, como las calles en nuestra tierra suelen no estar rotuladas en sus esquinas, el caso, como digo, es que acabamos en Huévar cuando la casa de nuestro amigo está en Villanueva del Ariscal. Para usar el GPS hay que saber más que el GPS para ir a los sitios.

 

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