Pali,
yo quisiera ser tu silla de la Aduana, silla de oír
gorriones, silla de oler flores blancas, aquella silla,
Palacios, donde un martes te sentabas a ver pasar el
cadáver de un amigo que pasaba, como decían los moros,
pero al revés, por tu casa, que a la muerte de un amigo la
Buena Muerte le llaman.
Pali, yo quisiera ser piola, trompo y
villarda, y sábalos en adobo, y banderitas gitanas, las que
ponen en el puente por la Velá de Santana. Quisiera ser una
calle con cigarreras que pasan, y Puerto Camaronero, y
falúas de Triana, y pateras con muchachos desnudos en la
cucaña. Quisiera ser el tranvía que allí en el Cristina
para, con niños y con soldados, con meriendas y criadas,
con uno que se aprovecha, que es de la cáscara amarga, y
con curas con su teja, su manteo y su sotana, y con uno que
es compadre de ese que llaman Perlacia.
Pali, yo quisiera ser tambor de Semana
Santa, marcha de Estrella Sublime, voz de Ariza y suena
Aguas, o el pañuelito que lleva esa Virgen que tú cantas,
esa que sale del barrio y que Caridad le llaman. Pali, yo
quisiera ser la cal de la Maestranza, cochera de calle Rodo,
mosto nuevo de garrafa, serrín de Blanco Cerrillo, y
calentitos de papas que los venden en el Arco el Santitos y
la Juana, en el Arco del Postigo, que es el Arco donde pasa
la marea de Sanlúcar y la gracia gaditana.
Pali, yo quisiera ser barrio, fuente,
sombra, acacia, buganvilla, jazminero, y la Torre de la
Plata, futbolín de Villarines, y Miserere de Eslava, campo
para tu carrera, El Palillo te llamaban. Quisiera ser el
papel, ay papelito de estraza, papelones de pescao, el papel
de madrugada donde apuntaba Florencio las saetas que
cantabas, guadalquivires de pena, qué bien los pasos
entraban en capilla tan estrecha, siendo Adriano tan ancha.
Pali, yo quisiera ser pregón de siesta
en la plaza, pregón que vende arropías, magnolias,
magnolias blancas, las zaleas pá los niños que se mean en
la cama, mantillo pá las macetas, los hierros viejos, las
camas, las camas, las camas compro... Botellas y globos
cambian, botellas del Bar Vicente, aguardiente de Cazalla...
Todo eso ser quisiera, y ser quisiera espadaña de la Santa
Caridad, campanita de Mañara, que toca a misa y florecen
los rosales que él plantara.
Pali, yo quisiera ser un costalero del
Cachas, armao de la Macarena, cuarto de cante en el alba,
contraguía con los Rechi, ramo de vela rizada, trastienda
de la caseta, cordón para tu medalla del Rocío de Sevilla,
y carreta de La Palma, y camión con su batea, su maricón y
sus palmas, sus estampas de la Virgen y que se venga la
Marta, que vengan los macarenos, gente de la calle Parras.
Quisiera ser tu pelliza y el balón con que jugabas;
quisiera ser brillantina pá podé aliñá las papas porque
escasea el aceite, qué regates que pegaban, ni Araujo, ni
Rogelio, ni don Luis del Sol, ni Arza, que nadie ha jugado
al fúrbo como tú, aliñando papas.
Pali, yo quisiera ser, y esto tú te lo
esperabas, esa campana que suena a esta hora en la Giralda,
llamando a coro a las nueve, las nueve de la mañana.
Quisiera que ahora mi voz, Pali, trovador del alma, tuviera
temblor de bronce, y que subiera tan alta, y que dijera a
Sevilla todo lo que tú cantabas: nardo en agosto, romero
que a junio lo trasminaba, clavel de paso de Cristo, lirio,
arrayán y albahaca, yerbaluisa de los patios, jaramago,
Atarazana, Alfolí, Puerta Correos, cuántos años te
esperaba...
Pali, yo quisiera ser todo lo que tú
mirabas con esos ojos de Buda de la copla sevillana, a
través de esos dos culos de vaso que eran, tus gafas,
y poner un mundo en pie, y redoblar las campanas, que me han
dicho que en el muelle a un barco de los de Ybarra le han
quitado la bandera y la han llevado a tu casa. Porque hoy te
entierra Sevilla con la bandera que amabas, porque hoy te
entierra Sevilla con tu copla hecha nostalgia.
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