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Miguel Castillejo, a la conquista dl Perú |
Hay que cambiar urgentemente la letra de Antón Perulero. Ya el perulero
por antonomasia en Andalucía no es Antón, sino Miguel. Miguel Castillejo. El presidente
de la Caja de Córdoba, vulgo Cajasur. El cura de Córdoba. En Córdoba, con su
catedral-mezquita y sus parroquias fernandinas, no hay más cura que Castillejo. Dices el
cura de Córdoba y todo el mundo sabes que estás hablando de Miguel Castillejo. De Probe
Miguel, nada. El riquísimo Miguel. El Miguel que más hallares maneja en todos estos
Reinos de la Andalucía, por los que salta como caballo en tablero de ajedrez alfonsí,
ora abre sucursales en Málaga, ora en Jerez, ora en Jaén. Así que vayan aprendiendo la
letra de la canción: "Miguel, Miguel, Miguel perulero, cada cual, cada cual atienda
a su juego, y el que no lo atienda..."
-- Viene Magdalena Alvarez y se lo fusiona
con Braulio Medel...
El cura de Córdoba es más bien ya
canónigo de Sevilla. Cuando lo nombraron, dije que ha hecho el camino de San Fernando
como otros hacen el de Santiago. Desde Córdoba, Miguel conquistó primero Sevilla y
después Huelva, Jerez y Cádiz. Debe de estar ya a la altura de 1492, porque ahora se ha
ido a descubrir y conquistar América. Medio Perú es suyo. O lo va a ser, en cuanto el
listísimo cura se lo proponga. El Perú donde José Luis Manzanares no haya abierto una
oficina de ingeniería ni Javier Benjumea haya hecho una central eléctrica, será ocupado
por Miguel Castillejo. Como es el antonomástico cura de Córdoba, al fin y al cabo se
trata de una operación de intercambio de ángeles y arcángeles. Castillejo va a llevar
al Cuzco los arcángeles cordobeses y se va a traer a Andalucía los ángeles cuzqueños,
para que con su escopeta vayan de cacería por Pueblonuevo del Terrible, donde Miguel fue
párroco antes que cura de Córdoba.
Me alegro muchísimo que con América, en
vez de juegos florales o cursos de verano en La Rábida, Andalucía empiece a hacer
negocios. Este sí que es un buen cante de ida y vuelta, abrir sucursales de Cajasur en
Perú. Donde se han dado ya cuenta de lo listo que es el cura. Hay allí en Lima un
palacio presidencial que tiene nombre de mujer de Rafael Escuredo: Torretagle se llama el
palacio. Déjame que te cuente, limeña, que salía Alberto Fujimori con Castillejo de
Torretagle y del puente a la alameda, menudo pie llevaba la guasa peruana:
-- ¿Oye, quién es el chinito que va con
el cura de Córdoba?
Castillejo sabe dónde está la plata, y de
la cordobesa calle de la Plata donde El Pipo tenía la marisquería se ha ido directamente
a por la tela de la plata virreinal del Perú. Cómo será lo de la plata, que hasta la
Universidad que lo ha hecho doctor honoris causa tiene nombre de orfebre sevillano:
Villarreal. El cura se me aparece como una reencarnación de don Juan de la Rosa, el
fundador de la Caja de Ronda, quien dijo un día a Olivencia:
-- Manolo, déjate de Derecho Mercantil,
que lo importante es trincá la tela de gorpe y sortarla poco a poco...
Castillejo ha trincado la tela de golpe en
Perú y ya la irá soltando poco a poco en Andalucía. Desde tiempos de Paco Pizarro no
han conocido allí a semejante conquistador. Y es lo que he dicho siempre: el cura de
Córdoba vale un Potosí. Es listo como de aquí a Lima. Eso lo saben aquí y en Perú.
Sobre Miguel Castillejo, en El RedCuadro
El cura de Córdoba
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