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Miguel Castillejo, "el cura de
Córdoba", ha sido nombrado canónigo de honor de Sevilla |
Iba yo hace dos
veranos pegándome mi caminata mañanera por el paseo marítimo de Marbella, de El Fuerte
al Ancón ida y vuelta. Estaba ya por la parte de albero, pasada la casa de la Duquesa de
Alba, el Marbella Club. Era pasado Puente Romano, esto es, donde Gil perdió el gorro,
cuando me vi venir a otro caminante, de extraña apariencia. Era un señor que, con la
calor que hacía en aquella mañana agosteña, venía completamente embutido en un
chándal, y hasta con bufanda, rematado el todo heráldico del como muñeco de Michelín
por un sombrero de palma de toda la vida, de los que usaban los segadores. Y al lado, unos
pasos de respeto detrás, otro caminante ataviado de igual guisa, mas sin sombrero de
palma, pero con teléfono móvil en la mano. Me inquietó aquel personaje, en aquel paseo
donde todo el mundo iba en camiseta y los más con el torso al aire, para ligar bronce
marbellero por aquella maravilla de orillita del mar.
Cuál no fue mi sorpresa, cuando
otros muchos días, ora por delante del Yellow Beach, ora al lado de La Pesquera, volví a
toparme con el personaje. De la sorpresa pasé a la curiosidad. Los andares de aquel como
Michelín en chándal me sonaban, su figura toda. Con la mosca detrás de la oreja me fui
al paseo del día siguiente, con el convencimiento de que habría de descubrir al raro
paseante. Y por allá venía, chándal hasta el cuello, bufanda, sombrero de palma,
guardaespaldas al lado con la motorola, sudando, cuando al llegar a mi altura lo paré:
-- ¿A que eres Miguel Castillejo?
Sudoroso, el Cura Castillejo me dio el
abrazo de la complicidad de los caminantes y me confesó que así es como se queman las
grasas y el sedentarismo del despacho. Desde aquel día, hacemos parada obligatoria de
charlita en nuestros paseos marbelleros. Cuando son las 10 y no le he visto, le digo a
Isabel mi mujer:
-- ¡ Qué raro que no hayamos visto ya a
tu párroco!
Porque el cura Castillejo le dice a Isabel
Herce "mi feligresa". Su feligresa fue, de niña, cuando Miguel era párroco de
Pueblonuevo del Terrible. Del terrible Miguel Castillejo, hombre listo donde los haya, que
es un nuevo San Fernando. ¿Qué hizo San Fernando? Pues tomar Sevilla tras la conquista
de Córdoba. Eso es exactamente lo que ha hecho el Cura Castillejo: conquistar Sevilla
desde Córdoba. Y lo que no es Sevilla. Esta feria de Jerez me lo encontré, con su corte
de guardaespaldas y jefes de sucursales, en la caseta del Lebrero. Venía de abrir una
central de Cajasur en Jerez. Le dije, como su feligrés consorte que soy:
-- Miguel, que te estás saliendo ya de la
conquista de San Fernando y te estás metiendo en la de Alfonso el Sabio...
Sabio es en verdad este que por antonomasia
llamamos El Cura de Córdoba. ¿Habrá curas en Córdoba? Como si no los hubiera. Dices
"el cura de Córdoba" y todo el mundo sabe que es Castillejo. Que no es cura, a
ver si me entienden. Es mucho más que cura: llave del arca del Obispado, canónigo de la
Catedral-Mezquita. Y presidente de Cajasur, claro, Banco Vaticano a la andaluza. El cura
parece que colecciona canonicatos (que suena mejor que canonjías) de catedrales que
fueron mezquitas. Es canónigo de Córdoba y ahora, canónigo de honor de Sevilla. Tendré
mucho cuidado en mis próximas pullas contra los canónigos. Pensaré que entre ellos
está el cura de Córdoba. Casi nadie al aparato de la tela marinera...
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