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Siento decirlo con tanta crudeza, pero el Rey ha mangado yate. Igual que El
Beni de Cádiz, a mucha honra, les mangaba cenitas y langostinos a los señoritos de
Marbella, el Rey ha mangado yate a los señoritos de Mallorca. Que haberlos, haylos,
señoritos en Mallorca: a manojitos. Lo que pasa es que como no van a caballo ni llevan
sombrero de ala ancha como los de Jerez, se nota menos. ¿Qué dirían si el Rey fuera
aficionado a los caballos y Alvaro Domecq, Fermín Bohórquez y Tomás Terry hubieran
hecho una vaquita, a cien millones por barba, para regalarle el mejor caballo del mundo? En esta España donde es por lo visto escandaloso que un directivo de
empresa gane el hombre la mitad del cuarto que Raúl o Anelka, el Rey manga pedazo de yate
y nadie dice nada, sólo los que somos poartidarios de la Monarquía, pero más aún de la
Verdad. El Rey se merece no sólo ese yate, sino todos los galeones de la Flota de Indias,
las flotas de todos los puertos deportivos de España, los mejores yates de los moros más
árabes que haya atracados al muelle de Benabola de Puerto Banús. Sólo por traernos las
gallinas de la libertad y por evitar que les cortaran el pescuezo el 23-F, el Rey se
merece el mejor yate que haiga. Pero pagado con dinero de todos nosotros. Que para eso nos
retratamos ayer ante el fotomatón fiscal de Hacienda, para que el Rey esté como deben
estar los Reyes, y no mangando yate por la cara a los señoritos de Mallorca, por mucho
que, en la mala conciencia general, se haya hecho ese pasemisí, pasemisá de yo se lo
regalo al Patrimonio Nacional (que suena a película de Berlanga, peor todavía) y el
Patrimonio Nacional le pone un sello como el que tenían los jesuitas en las pertenencias
que les prohibía el voto de pobreza: "Ad usum Regis". Mangazo, pues, doble:
mangazo de origen y mangazo de ejercicio. Cuando la Corona debe de estar por encima de los
mangazos, por mucho dinero que nos cueste. Que nos debe costar. No por nada, sino para no
dar el cante: "Desgraciaíto el que come/el pan por manita ajena/siempre mirando a la
cara/ si la pone mala o buena."
Ahora, que lo que no me parece idóneo es que el yate nuevo del
mangazo tenga el mismo nombre que el anterior, y tan inapropiado. El "Fortuna"
parece que sólo la tiene en el nombre. Recién salido de fábrica del calabacín de la
Bazán de la Real Isla de León, se descacharró lamentablemente en la mar de Alborán.
Supongo, como Agustín el Melu, que la avería no era del barco, que era de la Sevillana
de Electricidad. Mal empezamos. Anda que si se llama "Infortunio", ¿qué
hubiera sido? El "Fortuna", más que eslora, tiene manga. Y más que manga,
mangazo. Si la eslora es de 41,30 metros, ¿cuántos kilómetros de manga tiene, Dios mío
de mi alma? De aquí a Palma por lo menos.
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