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Al
ver los botos de piel de serpiente del licenciado Vicente Fox me
he acordado de Butelesi. De aquel lance en la República
Sudafricana al que Alfonso Ussía le ha sacado por lo menos 300
o 400 artículos. Que estábamos un grupo de periodistas
españoles mangándole viaje a la Philips Morris, y fuimos a
visitar al Príncipe Butelesi en el esplendor y gloria de su
virreinato tribal de color. Vestía, para que se notara que era
príncipe quizá, un traje Príncipe de Gales gris, de sastre
caro de Londres. Y, a juego, unos espantosos y carísimos
zapatos grises de piel de cocodrilo. Se veía que a Butelesi
aquellos zapatos espantosos le habían costado, por no salir de
África, un Congo. Eran esos zapatos imposibles que venden en
Bond Street sólo para jeques árabes y príncipes africanos. Y
fue entonces, al fijarme en la ofensa visual de los zapatos de
Butelesi, cuando le dije a Ussía la frase a la que mi compadre
calculo yo que le ha sacado media casa de la que se ha comprado
en Comillas:
-- Alfonso, unos
zapatos como los de este tío no se atreve a ponérselos en
España ni Porrinas de Badajoz.
Vicente Fox ha superado
a Butelesi en el Libro Guinnes de los Horteras en el Poder. Si
la Philips Morris hubiera tenido el detalle de convidarnos a
elecciones mexicanas, seguro que en la visita a Fox le hubiera
dicho a mi compadre:
-- Alfonso, unos botos
como los de este cuate, en España no tiene cojones de
ponérselos ni Lopera.
Me alegro que los
mexicanos hayan conseguido la democrática alternancia de
partidos en el poder. Pero como la dicha es breve en la casa del
pobre, para una vez que derrotan el Estilo Televisa del PRI, que
era tela de hortera, viene el gachó de los botos. Por eso ha
perdido el PRI: porque su especialidad del pucherazo era con los
votos, no con los botos. Si ridículo es ir por la vida con esos
botos, más aún que tengan pespunteado, y en blanco, qué
horror, el nombre: "Vicente Fox Quesada". Eso no se lo
pone ni Don Manuel el del Betis, a quien le basta el rótulo de
la fachada del estadio. ¿Qué han hecho los mexicanos para,
tras padecer 71 años de dictadura del partido de Estado, tener
que aguantar ahora el sextenato de algo tan peligroso como un
hortera con poder?
Esperemos que la cosa
quede ahí. Porque no quiero ni pensar, querido Jaime de
Marichalar, que te haya gustado la fotito y este verano, en
Mallorca, como supremo árbitro de la elegancia patria que eres,
impongas la moda de los botos de serpiente con el nombre de cada
cual pespunteado en la caña.
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