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Seguro
que en alguna secretaría de hermandad hay ya un programa
informático instalado en el ordenador que cumple estas
funciones, pero yo cuento con los dedos. O con un viejo ábaco
con cuentas de rosario, de Rosario de San Gil precisamente. Las
cuentas que me he echado (que a lo mejor están malamente,
porque soy de Letras) son que en las cofradías de Sevilla,
antaño paraíso cerrado de los hombres, la igualdad de la mujer
gana ya ampliamente al machismo. Que me corrijan los sabios
doctores del Consejo y de la Mitra, pero mis cuentas son que de
las 57 cofradías que hacen estación de penitencia a la Santa,
Metropolitana, Patriarcal y Turística Iglesia Catedral, 34
llevan mujeres en sus tramos, mientras que son ya sólo 23
aquellas en las que sólo los hombres visten la túnica. El
marcador cofradiero es, pues: Feminismo, 34; Machismo, 23. Sumen
y salen las 57, por no meternos en túnicas de once varas
presidenciales de las cofradías sin Catedral, de las que no
hacen la carrera oficial y salen en las vísperas del gozo.
Esto de las mujeres en las cofradías no es nuevo. Según las
mismas cuentas de mi ábaco, hace al menos quince años que
tenemos mujeres nazarenas. La liebre saltó donde menos se
esperaba, que fue en la Vera Cruz, una cofradía no solamente de
las llamadas serias, sino de las que algunos consideramos
tristes, que es distinto. Salieron las mujeres en la Vera Cruz,
como luego salieron en Santa Marta, en San Esteban, en media
nómina, y no pasó absolutamente nada.
Pero, hijo, celebra su Cabildo de Mujeres la Hermandad de la
Macarena, y la noticia da la vuelta al mundo. De todo esto saco
en claro una cosa: el tirón de la Macarena, el gancho de la
Macarena, la fuerza irresistible de la Madre de Dios de San Gil,
de la Gioconda a lo divino. Ni un solo periódico de más allá
de la calle Parras dio noticia alguna de la admisión de mujeres
como nazarenas cuando de verdad fue por vez primera noticioso e
insólito el hecho. Ni una sola radio de por ahí le prestó la
mejor atención a la novedad, que demostraba, entre otras cosas,
un cambio de mentalidad importante en Sevilla. ¿Ha sido la
ruptura de líneas en el difícil y ahora peligroso frente de la
Madrugada? No, padre. Por ahí ni saben qué es la Madrugada, ni
El Calvario, ni El Silencio. Todo ha sido por la Macarena. Que
sí que es de verdad la Madre y Maestra de las cofradías, lo
siento, Eduardo Ybarra, entiéndelo, Joaquín Delgado-Roig. La
cofradía en la que se miran los pueblos y Andalucía entera es
la Macarena, el gran signo externo de Sevilla y su Semana Santa.
Y como, por lo visto, se trata de que entre todos acabemos de
cargarnos la Semana Santa con mucho cuidadito, lo que ha
aprobado la Macarena no solamente me parece bien, sino corto.
Divino las mujeres con capirote de terciopelo morado o verde.
¿Pero por qué sólo van a poder vestir la túnica de nazareno
barra nazarena? La Macarena tiene otra túnica penitencial, la
del arte, que es la ropa de la Centuria. Yo estoy
indignadísimo, pero no porque la Madre y Maestra de las
Cofradías de Capa haya roto el canon de la Madrugá, sino por
el agravio de que las mujeres no puedan salir de armadas. Vamos,
de armás. ¿No hay mujeres ya en todas las Fuerzas Armadas?
Nada mejor que una armada macarena. Porque las mujeres en las
cofradías son de armas tomar. Y a los hechos me remito. Aunque
lleven capirote de terciopelo, las mujeres de la Macarena son
las Armadas Invencibles.
Sobre la Macarena, en El
RedCuadro
- La
mili según los armaos
- La fugacidad de
la Macarena
- Macarena
- Armaos en San Lorenzo
- La Centuria
Macarena se cuadra ante Hugh Thomas
Recuadros de
Semana Santa
Anécdotas y
Curiosidades de Semana Santa
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artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
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