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¿No
hablan del Efecto Llamada cuando se contemplan las lanchas de
desembarco en esa Normandía del paraíso europeo que es la
Playa Omaha de Tarifa para los marroquíes de las pateras, o
cuando en Almería las colas de ecuatorianos y subsaharianos
varios en general dan la vuelta a la manzana para pedir papeles
con los que regularizar su situación en España? Pues en la
moda de la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, yo
hablaría del Efecto Macarena. Las mujeres salían en las
cofradías andaluzas hace un chaparrón de años, pero nadie le
había dado la menor importancia. En Córdoba había salido
hasta una cuadrilla de mujeres costaleras hace al menos un
lustro y en Cádiz no sé si sólo lo pensaron o si llegaron a
hacerlo, pues cito de memoria por el anuario de las coplas de
Carnaval. En Marbella había nazarenas mucho antes de que las
admitieran en Sevilla. Pero, hijo, hasta que no han salido mujeres
en la Macarena no se han enterado los de "Informe
Semanal". Y de la Macarena parece que las normas diocesanas
hubieran pasado a los ámbitos civiles. La Hermandad de la
Macarena, por tanto, a sus títulos oficiales de Real, Ilustre y
Fervorosa, habrá de añadir el de Constitucional. Efecto
Macarena.
Con suavidad de terciopelo verde macareno, el Real Círculo
de Labradores de Sevilla ha aprobado que las mujeres puedan ser
socias. Pues no sabe usted lo que me alegro. No sé si Efecto
Macarena o Efecto Liceo. Si es en este último caso, en la moda
del Liceo barcelonés, le ha faltado la demagogia feminista e
igualitaria de una Montserrat Caballé a la que darle el carné
de socia. Con la de mujeres famosas que hay, se les han ido
vivas. No hubiera sido lo mismo si el Círculo (que antes se
llamaba "de Labradores y Propietarios" y ahora no
gasta Propietarios) hubiera admitido, ¿qué digo yo?, a Amparo
Rubiales, que da mucho juego en estos casos, o a Pilar Távora,
que tres cuartos de lo propio, o a Juana de Aizpuru, que hubiera
quedado divino.
Como a lo de la Macarena contemplado desde el uso general de
las cofradías andaluzas, a lo del Círculo de Labradores de
Sevilla, contemplado desde otros clubes, no le considero el
menor mérito. En el Círculo podían entrar las señoras,
excepto a ciertos salones y bibliotecas. No ocurre como en el
Aero Club, que se escribe Real Club de Andalucía y se pronuncia
Aero Club. Ese sí que es el verdadero club inglés y machista
de Sevilla. Ahí sí que no han llegado ni la Constitución ni
el Efecto Macarena, ni el Efecto Liceo. El Aero Club sigue
siendo un desconocido poder fáctico de Sevilla, donde la
influencia pasa de padres a hijos. Piense un apellido
importante, y allí está, con toda la familia completa. Y allí
en el Aero sí que no pueden entrar señoras, ni al bar. Como
una dispensa ritual y excepcional, sólo pueden entrar una vez
al año, en una comida a las mujeres de los socios, por la
fiesta de Reyes Magos me parece que es, o en Semana Santa,
cuando pasan las cofradías ante este centro de poder desde
donde salían los socios nombrados alcaldes durante la dictadura
y donde ahora se mantienen estrechos vínculos con todos los
centros de poder, Junta incluida. Que las mujeres entren en el
Círculo de Sevilla, o en el Labradores de Córdoba, o en el
Casino Gaditano, no tiene ningún mérito. Miramos en nuestra
aguja de marear Sevilla y el imán mágico pasa de señalar la
calle Sierpes a apuntar hacia la Avenida, y nos dice que nuestro
elitista y machista Círculo del Liceo no es el Labradores, sino
el Aero. Y allí, en efecto, no hay Efecto que valga.
Triana
en la "Guía Secreta de Sevilla"
Triana:tradiciones
escritas en el palo de la cucaña
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