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Cuando
acababa de robarle a una señora un teléfono móvil, la
Policía ha apresado en mi pueblo a un delincuente que tenía en
la hoja de su historial delictivo 96 detenciones anteriores, con
32 nombres distintos. Este delincuente estaba en libertad. Eso
no es nuevo. Que un delincuente esté en libertad, con este
horror pánico de Justicia, ya no es noticia. A este paso lo
raro será lo contrario, que un delincuente esté donde debe de
estar: en la cárcel. Aquí se celebró mucho que con la reforma
psiquiátrica se cerraran los manicomios, pero a las páginas de
sucesos me remito ahora, y al lamento de las familias que han de
tener en casa a los enfermos mentales una vez que les han dado
el alta en el hospital, general naturalmente. El "salta la
tapia" de la política de cerrar manicomios ha tenido su
correspondencia en un virtual "abre el rastrillo" en
las cárceles tras la reforma penal. Si hiciéramos otro
periodismo, la noticia no hubiera sido que la Policía
enchiquera a un delincuente con 96 detenciones. Es que ha habido
96 jueces, 96, que han soltado anteriormente a ese delincuente
habitual, quien ha seguido en la calle, nunca mejor dicho, con
todas las de la ley.
Estas 96 detenciones anteriores de un solo individuo que
continuaba en libertad cometiendo delitos de alta tecnología,
el tirón del móvil, demuestran que tenemos la mejor Policía
del mundo. Tenemos una Policía con una moral estrictamente
alcoyana. Jugándose quizá el tipo en alguna ocasión, ha
habido al menos 96 policías que se han tomado el trabajo de
detener al mocito. Para nada. Para que 96 jueces, con la toga de
manga ancha de la nueva uniformidad, acaben de un plumazo con
muchas horas de trabajo policial. Y las gracias han de dar a
Dios los policías, porque no hayan expedientado o procesado a
ninguno de los 96 que detuvieron al presunto. En Estados Unidos
la Policía lee sus derechos a los detenidos, y aquí esta
Justicia de horror pánico lee sus obligaciones a los policías.
¿Cuánto dinero, cuánto esfuerzo se pierden en la Policía por
culpa de los jueces? Los jueces tiran nuestro dinero de
contribuyentes: el que gasta la Policía en investigar delitos y
en detener chorizos. O criminales terroristas. Los llevan por
una puerta al juez y su señoría los saca por otra, tras
haberles tendido una alfombra.
Dejo para el final consignar que el que tras 96 detenciones
sigue siendo presunto es argelino. Pero lo retiro. No quiero que
me llamen xenófobo. Los delincuentes no tienen patria, porque
la consignación del pasaporte o de los papeles que no existen
va contra los derechos del 96 veces detenido. Al paso que vamos,
llegará a ser noticia de primera un hecho delictivo cometido
por un español. Un español que no sea ministro del PP, se
entiende...
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en El RedCuadro: "La
Justicia, de cachondeo a alarma social"
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