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Cuando
Hassan II le quitó a un Franco agonizante el Sahara por el
procedimiento del tirón de la Marcha Verde y sobre el imperio
de las llamadas provincias africanas de la dictadura se puso
definitivamente el sol de la descolonización, nos quedamos sin
saber quién era el tío que iba allí con la bandera americana
entre la morisma. Ahora lo sabemos. Probablemente, era uno como
Johnny Walker, Jota Be, Jack Daniel o como con nombre de
güisqui se llame ese americano que ha sentado plaza de talibán,
cual otros compatriotas suyos se apuntan a clérigos del Hare
Krisna o a novios de Penélope Cruz. A la vista de los
acontecimientos, lo del "hay gente pá tó" que dijo
Rafael Guerra "Guerrita" habría que matizarlo con
membrete americano. Más que gente "pá tó", lo que
hay siempre son americanos "pá tó".
A este Johnny Walker que vemos en la CNN con toda la mugre
del mundo encima de la chilaba, que acabará con las fábricas
de champú el día que los tribunales (militares, por supuesto)
decidan lavarle la cabeza antes de cortársela, lo conocemos de
sobra. Si en vez la biografía de Malcom X hubiera pedido en la
biblioteca de la Universidad "Fiesta" de Hemingway, la
cornada no se la habría dado la Alianza del Norte, sino un toro
de Miura en la calle de la Estefeta. El que se estampilló de
talibán como Abdul Hamid es uno de los clásicos americanos
loquitos, con la cabeza en Pamplona a las tres de la tarde, que
nos encontramos indefectiblemente en los encierros, en la
santería caribeña, en los templos budistas, de samurais, de
cantores de tangos en Buenos Aires, de bandeirantes en el
Carnaval de Río.
Aquí en España tenemos un Jonnhy Walker, pero en plan
simpático y además con menos mugre encima. Como al otro le dio
por meterse en las cuevas de Bin Laden, al nuestro le dio por
irse las Cuevas del Sacromonte. Si el réprobo americano se hizo
talibán, el nuestro se hizo cantaor flamenco, que es mucho más
difícil, porque la seguiriya es bastante más complicada que el
kalashnikov. Hablo de El Pollito de California, que en vez de
matar criaturas e imponerle el burka a las señoras, canta y
toca la guitarra y ahora se ha colocado en "El
Tirachinas" de la Cope, donde nos demuestra que no todos
los americanos aventureros quieren dominar al mundo, sino que
hay algunos que simplemente quieren ser felices en otras
culturas, después de cambiar la hamburguesa por el Jabugo, que
nunca es mal cambio. Pollito de California hasta se tiene
montada su CNN particular, con la más divertida guía comercial
que nunca fue radiada. Si Jonhhy Walker hubiera llegado a
conocer a Pollito allí en California, no sería ahora un triste
traidor terrorista, sino que a lo mejor estaba de telonero en el
espectáculo de José Mercé, cantando por bulerías. Muy
malamente, pero cantando.
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