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Otras
ciudades andaluzas tienen torres de Hernán Ruiz, espadañas de
conventos, campanarios barrocos que van pautando el azul de sus
cielos. El cielo de Cádiz, tan doceañista, tan francmasón,
tan liberal, tan justo y benéfico, está lleno de torres
civiles. Allí, con su dorada cúpula, sí, están las torres de
la Catedral. Y aquí, recortadas sobre la muralla de San Carlos
cuando se la contempla desde la mar o desde la bahía, están
las torres de San Antonio, la de San Lorenzo, la de la Palma,
las dos gemelas de esa Catedral peruana o mexicana que se quedó
un día por embarcar en los galeones de la Carrera de Indias y a
la que, por ponerle un nombre que suene a mujer del Mentidero,
le llaman Carmen. Ninguna de estas torres de rezos y campanas
marcan el perfil del aire de Cádiz. La gran vigilante de su
cielo y de sus vientos es Torre Tavira. Una torre levantada para
lo que Cádiz lleva haciendo perfectamente hace tres mil años
largos y hondos: ver los barcos venir. Y para ver los barcos que
vienen desde el esplendor habanero de las colonias, desde la
pérdida de Puerto Rico, desde el desastre de Annual o desde la
sangre de reemplazo del Barranco del Loco, las cien (¿o son
cien mil, como soldados de un ejército aliado?)
torres-miradores de Cádiz.
Me he subido a una de estas torres-miradores en la Alameda y
"me he puesto a contemplar esos millones de estrellas que
se pierden en el mar". Y me he puesto a contemplar el ser y
la esencia de Cádiz. ¿Qué es Cádiz? ¿La novia de estos
vientos pemanianos, la albertiana soñada Itaca? ¿La de las
Cortes, la del soterramiento, la de la Universidad, la del
turismo, la del "Juan Sebastián Elcano", la del
Carnaval, la de los congresos? La torre-mirador, harta de ver
barcos venir, me ha dicho que todo eso y más. Me ha dicho que
es la Ciudad-Estado. La ciudad que se siente medida de todas las
cosas. Como el Carmen es una catedral que dejaron de embarcar
hacia un virreinato americano, Cádiz es como una ciudad de la
Grecia clásica que hubiera llegado a Andalucía por Carnaval, y
que ha disfrazado de Atlántico su mediterraineidad y de
fenicios y romanos su helenismo. El gaditano siente que el mundo
puede caber entre los nobles muros de esta ciudad. Tiene, como
pocos andaluces, ese sentido de sociedad civil que pregonan al
cielo sus altas torres. La calle Columela tiene mucho de ágora
griega. No conozco otra ciudad andaluza tan civilmente
vertebrada como Cádiz. Cuando dos sevillanos se juntan, fundan
una cofradía; cuando dos gaditanos se juntan, forman una peña.
Pemán dijo que en Cádiz, que no tiene campo, hasta hay peñas
de cazadores. En Cádiz hay más peñas que en todos los riscos
de Grazalema o de ese continente en miniatura que es su
provincia. Cádiz cogió los anteojos de ver los barcos venir,
los puso del revés, y contempló con ellos el continente en
miniatura de su provincia. Que le queda lejos. Como lejos le
queda, menos América quizá, como Grecia quizá, todo cuanto
esté más allá de las Puertas de Tierra. El mundo, para
Cádiz, es un Trasmuro al otro lado de las murallas. El gaditano
de La Laguna o de la Barriada dice "voy a Cádiz"
cuando se dirige al centro histórico, intramuros, de la ciudad.
Al cambio, cuando va a esa refinada Grecia civil de entre torres
laicas inventó ni más ni menos que la Edad Moderna, léanse
Constitución, libertad de prensa, opinión pública. De ese
sustrato burgués le queda ese protagonismo de la sociedad.
Cádiz no tiene ni campo, ni marqueses, ni caballos ni cortijos.
Cádiz tiene torres civiles para el comercio, entresuelos para
los escribientes de las cuentas de los duros antiguos. Que tanto
dieron que hablar y que escribir que es una maravilla el papel
de la prensa en una Andalucía que da tantos analfabetos como
premios Nobel. "Leímos en la prensa", dicen siempre
las chirigotas. Esa prensa está generosamente extendida en cada
bache donde entras a tomar un vaso. En otras ciudades andaluzas,
con las copas, te dan tapas; en Cádiz te dan de tapa el diario.
Pujanza de la sociedad civil se llama la figura. O permanencia
de la Ciudad-Estado. Aparte de La Habana con más salero
también es Grecia con el coro de Aristófanes cantando un
tango.
Otros
textos sobre Cádiz en El RedCuadro
Letra
de las "Habaneras de Cádiz", original de Antonio
Burgos
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Biografía de Antonio Burgos
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