|
Abrió
tienda en Milán y acabó con el cuadro de la Pinacoteca
Ambrosiana de tanto Giorgio Armani, tanto Gianni Versace y tanto
Gianfranco Ferré. Ea, se acabó el cuento de pan y pimiento:
5.000 compradoras al día y 12 cajas registradoras, 12, marca
que te marca al ladito mismo del Duomo, dinerito para España.
Ahora ha abierto tienda en Ginebra y las previsiones de ventas
no marchan como un reloj suizo de Le Chaud de Fond, sino que se
han disparado y han rebasado las previsiones en un 35 por
ciento. El diario ginebrino "Le Temps" ha dedicado al
fenómeno una doble página, tratando de explicar las razones
por las que las suizas, habitualmente frías y calculadoras, se
han vuelto locas comprando trapos de Zara. Porque me estoy
refiriendo a este nuevo imperio español en el que no se pone el
sol. Cuando a la noche cierran las tiendas de Zara en México,
ya están abriendo las de Tokio. Tiendas que están siempre en
los mejores palmos de terreno de las millas de oro comerciales
del centro de las ciudades. Llevo dicho en mi guía de viajeros
por las grandes capitales del mundo que cuando esté usted
recién llegado a una ciudad desconocida, deambule por vez
primera por sus calles y se encuentre de pronto con un blanco
escaparate de Zara donde en 7.000 blanquísimos metros cuadrados
de cristal solamente tienen puesto un traje sastre negro, no le
quepa la menor duda: está usted en el mismísimo centro de la
ciudad.
Igual que un día hablamos de
la España del pelotazo, es hora de que marquemos este tiempo
como la España de Zara y de su casa generalicia, Inditex. Por
vez primera tenemos a un gran empresario cuya fortuna no se basa
en la especulación ni en el trile de la ingeniería financiera,
sino en la exacta adecuación al mercado. Un empresario al que
no vemos presumiendo de yate en el veraneo regio de Mallorca, ni
en las barreras de Las Ventas, sino que está donde tiene que
estar: en la cámara del comandante de su imperio. Menos mal que
hay un empresario como Amancio Ortega el de Zara cuyo camino no
acaba en Alcalá-Meco, sino en las cotizaciones de Wall Street.
Sin otro secreto que facilitar bien y barato las grandes
tendencias mundiales de la moda. El éxito de la triunfal
zaramanía mundial consiste en que en dos semanas este
empresario sin rostro es capaz de poner en sus tiendas de todo
el mundo los modelos de una nueva colección, completamente
ponible y no como los inventos de los diseñadores pintamonas de
la Pasarela Cibeles. Esta capacidad de reacción es la que
vuelve locas a las señoras, que hacen cola antes de que abran
las tiendas cuando saben que ha llegado una nueva colección. Y
ha vuelto loco a medio comercio. Todas nuestras ciudades se han
llenado de blancos escaparates, copiando a Zara en lo externo,
no en la filosofía de precios y de novedad. Hasta las tiendas
de Loewe imitan ya a Zara. Y todo esto, desde Galicia. En estos
días de negro chapapote es una gloria comprobar que este blanco
chapapote de los níveos escaparates de Zara ha llegado ya hasta
las costas del dinero de Suiza.
Sobre el fenómeno Zara, en
El RedCuadro:
- El más rico de España
- Todo como Zara
- Ojalá no estropeen a Amancio Ortega, el dueño de Zara
- Menos Porcelanosa y Zara, tós tiesos
Hemeroteca de
artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
Libros
de Antonio Burgos publicados por Editorial Planeta -
Correo
|