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Si
tiene usted un restaurante chino cerca de su casa, le recomiendo
que tome mantas, bufandas, chalecos de punto y baje urgentemente
a abrigar al chino que sirve las mesas, siempre sospechosamente
vacías. Pónganle al chino una buena bufanda. Y entre luego a
la cocina. Y como está allí cerca la cámara frigorífica con
esas historias truculentas de los chinos muertos, pues abriguen
muy bien abrigado también al cocinero chino. Todo antes de que
se vayan a resfriar los chinos del restaurante. Porque como a
los chinos del restaurante les entren unas decimitas de fiebre,
podemos tenerla.
Se lo digo por experiencia.
Escribo hoy tocando toda la madera de la mesa. Miro por la
ventana del escritorio y veo desde aquí un hospital. No un
hospital cualquiera, sino donde han traído a la niña china
ingresada en Jerez con una febrícula, convertida la pobre en
propagandístico caso de neumonía para demostrar las
excelencias del Servicio Andaluz de Salud, que las elecciones
están ahí mismo. Para hacerse propaganda se han traído este
terror del milenio que es la neumonía atípica típicamente
china. Digo yo: si la leña estaba en Jerez, ¿por qué se han
tenido que traer a esta pobre niña de siete años procedente de
la provincia china de Guangdong hasta el Guadalquivir,
precisamente a una Sevilla en feria, que tendrá aquí a más de
un millón de personas con el puente madrileño del 2 de mayo?
Muy sencillo: porque lo dice el protocolo. Aquí el protocolo
civil está para saltárselo. El protocolo civil, por ejemplo,
dice que a los premios Goya se vaya de esmoquin, pero todo el
mundo va de camisetilla negra, cuanto más sudada y mugrienta,
mejor. Pero el protocolo médico es otra cosa. El protocolo
médico dice que si se da un caso de neumonía al Sur de
Despeñaperros hay que llevarlo a Sevilla a ver los toros, como
el Camborio, y a Sevilla se lleva. Y con todo cinismo, la
directora general de Salud Pública, tras liar la que han liado,
dice de la pobre niña: "No tiene manifestación ninguna
respiratoria. No se puede hablar de caso sospechoso". Pues,
señora, si no se puede hablar de caso sospechoso de neumonía,
¿qué van a dejar ustedes para cuando el caso sea sospechoso de
verdad? ¿Por qué han formado este revuelo irresponsable de
epidemia en una ciudad abarrotada de gente, si la niña china lo
que tiene a lo mejor es un vulgar resfriado?
Lo siento por la chinita de las
rosas. Por los restaurantes turísticos de Sevilla hay una bella
muchacha china que a la noche vende rosas y obsequia a todos con
la flor de su constante sonrisa de porcelana. Ahora, cuando la
vean aparecer, todo el mundo saldrá corriendo despavorido,
poniéndose la servilleta a modo de mascarilla. No venderá la
pobre ni una rosa. Como todos los chinos nos parecen iguales y
toda la demagogia sanitaria es siempre la misma, en estas noches
de Feria habrá una china inmigrante que llorará en soledad su
ruina, mientras pasan las mujeres camino de la Feria. Por
descontado que sin mantón. Porque el mantón es de la China,
ná, ná, China, ná, ná, China, y como lo coja el Servicio
Andaluz de Salud, lo pone en cuarentena.
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