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Tierra
barroca la nuestra, siempre ha habido dos Andalucías frente a
frente: la Alta y la Baja, la Oriental y la Occidental, la mora
y la cristiana, la atlántica y la mediterránea, la absolutista
y la liberal, la de Antonio Mairena y la de Pepe Marchena, la de
Antonio Machado y la de Manuel Machado, la de Pemán y la de
Alberti, la de la Semana Santa y la de las ferias, la del Rocío
y la de la Virgen de la Cabeza, y sigan poniendo duales hasta
las claritas del día.
A partir de ahora hay otras dos
Andalucías frente a frente: la de las capitales y la de los
pueblos. Traduzco, mapa electoral en mano: la Andalucía del PP,
que está en las capitales, y la Andalucía del PSOE, que está
en los pueblos. La luz de la reserva de votos del PSOE se ha
encendido en Granada capital: cuando Pepe Torres saca allí la
mayoría absoluta, algo muy gordo tiene que estar pasando. Yo
creía que el PP había mandado a Pepe Torres a Granada para
buscarle el acomodo de otro sueldecito tras sacarlo de la
Delegación del Gobierno, pero resulta que no: hay tal tendencia
de que gane el PP en las capitales, que ponen a Pepe Torres por
Granada y saca mayoría absoluta. O Teófila. Yo creía que
Teófila iba a sufrir el desgaste de tener frente a la Guardia
Mora de Franquito. Nada. Sigue siendo la alcaldesa más votada
de España. Hasta Paco Vázquez, el de La Coruña, perdió
votos: del 60% bajó al 45%. Teófila se mantuvo por encima del
60%.
Que el PP gobierne en seis de
las ocho capitales andaluzas, y en cinco de ellas por mayoría
absoluta, a pesar de la guerra, del "¡asesinos!", del
chapapote, del decretazo, de la Junta, de los presupuestos de la
Junta, de las subvenciones a peluz, de Canal Sur, del imperio
andaluz de Polanco, de las islas mediáticas adyacentes a
Polanco, de los intelectuales orgánicos, del artisteo y de los
ratones coloraos del diente de mi Cuñao, es para pensar muy
seriamente que quizá el vuelco hacia la izquierda que dice
Paula Garvín que se ha producido en Sevilla capital ha ocurrido
en el resto de las capitales andaluzas justamente al contrario,
excepción hecha de Córdoba, lejana y sola, donde quien lleva
las aceitunas en su alforja es Rosa Aguilar, pero eso hay que
explicarlo con las soleras del amontillado Anguita, cosecha del
79.
Los sabios doctores tendrán
que decirnos cuál es en verdad el voto progresista y cuál el
conservador. ¿Es progresista el voto de los pueblos, de la
Andalucía profunda y subvencionada, del cacicazgo de los
alcaldes? ¿O el progresista es el voto de las capitales? Sea
como fuere, la verdad es que a grandes rasgos hay dos nuevos
territorios andaluces: las capitales del PP y los pueblos del
PSOE. Para enriquecer el pensamiento, aporto el dato que siempre
se dijo: el voto de los pueblos es siempre más conservador que
el de las ciudades. Poner la mano a ver qué cae de la demagogia
del progreso a veces es una forma de conservadurismo como otra
cualquiera.
¿Afectará todo esto a las
autonómicas andaluzas? No sé. Lo que sí digo es que como el
PP ponga de candidata a alguien con tirón tanto en los pueblos
como en las capitales, que hable ese lenguaje populista del
marujeo y la demagogia (a Amalia Gómez mismo, un poner), tiene
el sillón de San Telmo más al alcance de la mano que nunca.
Chaves, hoy por hoy, puede todo lo más decir aquella copla de
bandoleros que rescató Gómez Marín: "El Rey mandará en
el llano, que en la sierra mando yo." Copla que puede ser
cantada al revés por el PP: "Chaves mandará en los
pueblos, que las capitales son mías."
...Y Sevilla, claro. Pero eso
no lo dijo Chaves. Eso es de Manuel Machado. Y del que haya
ganado en las elecciones la llave del cofre del tesoro.
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