Volver a la página principal Indice de "Puntas del Diamante" | ¿QUIÉN HACE ESTO? | Articulos de "El Mundo"
Puntas del Diamante / Antonio Burgos Correo
El Mundo de Andalucía, sábado 21 de junio del 2003 Ilustración de Idígoras y Pachi El último libro de Idígoras y Pachi
Un falangista en Marbella
A poco que se sepa de historia de la canción andaluza es fácilmente explicable lo del alcalde de Marbella con la Pantoja. Para entender la Marbella del 2003 hay que ir al Berlín de 1938. Allí, Hitler se enamoró perdidamente de Imperio Argentina, y hasta quiso llevársela al huerto del búnker de la cancillería. Del lance histórico se han filmado hasta películas en torno al rodaje alemán de "Carmen la de Triana", la cinta que llevó a Macarena Nile del Río a los estudios del Berlín nazi. Julián Muñoz, evidentemente, no es Hitler; pero Isabel Pantoja tampoco es Imperio Argentina. Julián Muñoz es el lugarteniente que Gil dejó en Marbella cuando ya no tuvo más remedio judicial. Da la impresión de que la democracia no ha llegado nunca a Marbella. Al menos, la democracia municipal. El portavoz del PSOE lo pasa en los plenos de Marbella tan mal como el portavoz del PP en los plenos de Rentería. Que no se conceda ni el uso de la palabra a la oposición es práctica habitual en la peculiar democracia municipal marbellera. Todo muy antiguo régimen. Todo muy "unidad de los hombres y las tierras de España". Marbella Una, Marbella Grande, Marbella Libre. "Libre de políticos", repetía una y otra vez Gil, y la gente estaba encantada. La democracia en Marbella es un coche oficial del alcalde, que se dedica a llevar y a traer a la Pantoja, y nadie dice nada.
Este Julian Muñoz es de otro tiempo. Anterior, desde luego, al 20 de noviembre de 1975. Aunque haya jurado la Constitución al entrar de alcalde con la Pantoja en la saleta contigua, allí lo que van son las Leyes Fundamentales del Movimiento. Da el tipo. En cuanto vimos su cara, nos preguntamos: "¿De qué tiene cara este tío?" Al punto dimos con la tecla, cuando apareció en el Rocío con unas gafas negras y una camisa azul: "¡Ya está! Este tío no es que tenga pinta de falangista, es que ¡es el falangista que manda en Marbella, y que como Hitler, se ha enamorado de Carmen la de Triana".
Con el inestimable concurso de Idígoras y Pachi, las cosas quedan hoy finalmente en su sitio, por aquello que una imagen vale más que mil palabras. Ahí tienen el recortable político de Marbella, para que entiendan mejor las cosas. Idígoras y Pachi han puesto a Julián Muñoz en todo lo suyo: con su bigotito imperial; con sus gafas oscuras de los 27 puntos de la Falange; con su guerrera blanca y su correspondiente cangrejo de yugos y de flechas; con su correaje del laconismo militar de nuestro estilo y con la camisa azul. Perfecto con su uniforme de jefe local del Movimiento de Marbella. Ya sabemos por qué el mar de Marbella es tan azul: porque en él se refleja la camisa de este falangista que tiene de alcalde.
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Castro es de Cádiz
La Habana es Cádiz sin libertades y sigue siéndolo. Dicen que Castro es gallego. Mentira. Eso es un embuste muy gordo. Castro es gaditano, como su partidario y defensor Barroso. Castro dice los tacos a la gaditana. Se ha visto con la inmensa broma que, a lo Tirachinas de la Cope, unos radiofonistas del exilio cubano de Miami le han gastado, haciéndose pasar por Chávez. Chavez con zeta y de Venezuela, no Chaves con ese y de aquí. Lo llamaron por teléfono como si fuera Chávez quien hablaba con él. Castro tragó. Vanos que si tragó. Se la metieron hasta donde pone "Cuartel Moncada". Y después que se quedaron con él, Castro respondió a los locutores del exilio como un buen gaditano: cagándose en todos sus mu... Aunque encabece manifestaciones contra España, cogiendo la pancarta en plan Zapatero, el dictador no puede disimular las raíces de su hispanismo gaditano a la hora de insultar. Hay que tener arte para decir tacos. Hartos de que Castro entrara al trapo y cogiera la muleta una y otra vez, repitiendo, los locutores descubrieron por fin la tostada: "Caíste igual que Hugo Chávez...", le dijeron. Y la boca de ese Fidel Castro no pudo ser más gaditana. No sabemos si de la capital, de la Bahía o de la provincia; no sabemos si a lo Barroso o a lo Pacheco; pero gaditana desde luego, y al cien por cien, cuando les dijo a los bromistas: "¿En qué caí, comemierda? ¿En qué caí, maricón? ¿En qué caí, mariconzón? Vete para el co... de tu madre". (Si llega a añadir lo de "remamahuevos" es que hubiera sido ya talmente Pacheco en persona...)
Los caballos de Julio
Hubo un tiempo en que el Julio que más sonaba en Córdoba era Anguita. Pero Julio, Julio, lo que se dice Julio, en Córdoba no hay más Julio que Romero de Torres, ya saben, el que pintó a la mujer morena, y a las rubias que les vayan dando, ¡qué discriminación femenina! Como ahora no hay espectáculo que se precie que no saque caballos, en los imitadores de Salvador Távora que recogen sus defectos, ahora van a honrar en Córdoba la memoria de Romero de Torres con el espectáculo "La danza y la cultura del caballo". ¿Qué tiene que ver Romero de Torres con el caballo? Eso quisiera yo saber. El del caballo en Córdoba, ¿no era Cañero? Eso creía yo. Si Távora y Alvarito Domecq cobraran derechos de autor a sus imitadores estaban ricos podridos.
Castilla de San Roque
Carlos Castilla del Pino, en la Real Academia Española. ¿Pero aún quedan marxistas que van por el monte solos? Más Andalucía en la Academia. Con toda justicia. Carlos Castilla fue nuestro Marcuse en los últimos años de la dictadura. Mas con Carlos Castilla nos llega otra vez la eterna duda de Córdoba en la cultura andaluza. Dicen que en Brazatortas hay una lápida que pone: "En esta casa nació el escritor cordobés Antonio Gala". Ahora en San Roque tendrán que poner otra lápida igual: "En esta casa nació el psiquiatra cordobés Carlos Castilla del Pino, académico de la Real Española".
Arzobispo en campaña
Todo se paga, menos lo bonito. En Granada, el arzobispo nuevo vio que Pepe Torres se pasó la campaña hablando con la gente a pie de barrio y sacó mayoría absoluta como alcalde. Y como no quiere ser menos, cuando salió presidiendo la procesión del Corpus dijo: "Esta es la mía". Y ni palio ni nada, ¡dejadme solo! Y allá que iba de un lado a otro de la procesión don Francisco Javier Martínez Fernández besando niños y saludando señoras, estrechando manos y repartiendo saludos. Como político en campaña. ¿Será que se quiere presentar a presidente de la Conferencia Episcopal y quiere sacar mayoría absoluta como el saludador Pepe Torres?
De holgazanes, nada
La manifestación que hubo el jueves en Cádiz tenían que haberla sacado por todos los telediarios de todas las televisiones de toda España. Cinco mil trabajadores del Astillero pedían más trabajo, más contratos para el currelo. Eso de que cinco mil andaluces se echen a la calle para pedir trabajo, con la fama de flojos y holgazanes que tenemos, con esa mala prensa mundial de la Andalucía subsidiada que no quiere doblarla, era algo digno de que se conociera en España entera. Y una vez que lo hubiera conocido España entera, en versión estrictamente andaluza añadir el viejo chiste gaditano de anteriores manifestaciones del Astillero pidiendo trabajo. Esa historia de que van en una segunda manifestación por la avenida las mujeres de los trabajadores de marras, con pancartas y gritando: "¡Queremos trabajo pá nuestros maríos!" Y detrás de ellas, los cinco mil de marras del otro día, con otro grito: "¡No echarles cuenta, están todas majaras!" (¿Hay gracia o no la hay?).
Funeral por un lince
En la carretera que va de Andújar al Santuario de la Cabeza, un coche ha matado a un lince. Vaya por Dios. Qué tragedia. La Junta da la noticia de la muerte de un lince con tal dramatismo que dan ganas de ponerle un telegrama a Chaves dándole el pésame, lo acompaño en el sentimiento. O dan ganas de mirar en las esquelas mortuorias, a ver a qué hora es el funeral por el pobre lince de Andújar. Porque al lince, al pobrecito lince, lo trajeron de cuerpo presente desde Andújar hasta Doñana, para hacerle la autopsia. Y el ADN no se lo sacaron de milagro, con lo de moda que está sacarle el ADN a los vivos y a los muertos. A mí este interés ecologista de la Junta me parece muy bien, pero excesivo. Vuelvo a lo siempre: ojalá la Junta tuviera por los pobres inmigrantes que llegan en patera a la playa de Los Lances el mismo interés que por los linces. Señora, ya sabe qué tiene que hacer con ese hijo suyo que ha terminado la carrera y no encuentra trabajo. Convénzalo de que diga que es un lince, verá usted cómo los de la Junta se preocupan por buscarle acomodo y tratarlo a cuerpo de rey. Ni las vacas sagradas están en la India como los linces en Andalucía.