Arturo
Pérez Reverte ha ingresado en la Real Academia Española, con
un discurso sobre su propio, riquísimo y personalísimo mundo
literario, entre maestros de esgrima y espadachines de los
Tercios de Flandes, recreándose, como en sus historias del
Capitán Alatriste, en el lenguaje del Siglo de Oro. Un
novelista en la Academia, como justamente tienen all� sillón
Miguel Delibes, Muñoz Molina, Ana María Matute o Vargas Llosa.
Est� bien que haya novelistas en la Academia, y lingüistas
como Gregorio Salvador o Víctor García de la Concha, su
director. Para cuidar del lenguaje son necesarios en la Academia
los especialistas en todos los ámbitos de expresión en
español: poetas como Pere Gimferrer; historiadores de la
Literatura como Francisco Rico; hombres de teatro como Fernando
Fernán Gómez; periodistas como Ansón o Cebrián; humoristas
como Mingote; economistas como Luis Ángel Rojo; filósofos como
Emilio Lled�. Echo en falta, pero urgentemente, un modisto. Un
hombre o mujer del mundo de la moda. Me da lo mismo que sea Paco
Rabanne o Agatha Ruiz de la Prada, Pedro del Hierro o Elio
Benhayer, Antonio Mir� o Adolfo Domínguez, Vittorio o Lucchino.
Pero un modista es mucho más necesario en la Real Academia que
un filólogo, un narrador o un científico. Sólo as� podr� la
Real Academia estar al tanto de algo que se le escapa ahora, por
falta de especialistas: las modas del lenguaje.
Si hay modas y tendencias en
los colores, en la forma de decorar la casa, en los destinos
turísticos, en las comidas, ¿cómo no ha de haberlas en el
lenguaje? Al modo de la Pasarela Cibeles, hay una Pasarela
Cervantes por la que desfilan las modas del lenguaje cada
temporada. Tan cambiantes como las indumentarias. Como todo lo
que est� muy de moda, las modas del lenguaje dejan de llevarse
en cuanto llegan los modelos de la próxima temporada. Las
colecciones de modas del lenguaje las forman palabras que se
llevan muchísimo, que todo el mundo usa. Por ejemplo,
"glamour". Hasta que cierto hotel casposo la dej�
para los leones, "glamour" estaba a la última. Ya ha
pasado de moda: ahora se lleva "fashion" para expresar
lo-más- de-lo-más. Si hubiera un diseñador en la Academia,
nos diría que más que por voces españolas, extranjerismos o
neologismos, la moda del lenguaje est� marcada por la tendencia
de muletillas y latiguillos. Ahora se lleva muchísimo la
muletilla del "estamos hablando". Todo el que se
expresa en español habla, ¿no? Pues no es suficiente. Hay que
insistir con el "estamos hablando":
-- Estamos hablando de cómo
habla la gente...
El "estamos hablando"
podría traducirse por "nos referimos a" o
"quiero destacar que". Pero eso no est� de moda. Todo
el que habla, para subrayar la importancia de lo que cuenta,
recurre a esa muletilla. El que te explica el pedazo de chal�
que se ha alquilado en Marbella: "Estamos hablando de una
casa de 800 metros cuadrados y 2.000 de parcela". Al que se
le cae la baba porque su niña ha sacado muy buena nota en
Selectividad y va a poder hacer Medicina: "Estamos hablando
de un 8,5 de nota". Cuando te comentan un sueldazo:
"Estamos hablando de dos millones de antiguas pesetas al
mes". Cuando presumen del crucero que van a hacer, en este
verano en que se han puesto de moda los cruceros casi tanto como
el "estamos hablando": "Estamos hablando de un
camarote con terraza exterior y cuarto de baño completo".
No se tiene un Ferrari: "Estamos hablando de un
Ferrari".
Estamos hablando de una moda
del lenguaje que gracias a Dios pasar�. Y pronto, como todas.
Cual en los trapos, cada moda del lenguaje acaba con la
anterior. El "estamos hablando" ha acabado con el
espantoso y siempre superfluo "lo
que es", que cada
vez se utiliza menos. Aquello que la tata decía a la señora:
-- Señora, le he puesto lo
que es el vestido que se puso usted ayer en lo que es
el armario de lo que es el vestidor, y se lo he colgado
en lo que es una percha...
Espantoso "lo que es"
que, a su vez, acab� con lo otro horrible del "a nivel
de" que a nadie se le caía de la boca: "A nivel de
barrio vamos a hacer una protesta a nivel de necesidades de
equipamiento urbano..." ¿Cuál ser� la próxima moda? Se
aceptan apuestas. La lengua se nos llena cíclicamente de
muletillas y remoquetes tan espantosos como prescindibles,
porque no significan nada, pero es la moda. Cada vez hablamos
peor, pero ponemos mucho énfasis con el "estamos
hablando". Estas muletillas de moda disimulan vulgarismos,
solecismos y la cada vez más preocupante y generalizada pobreza
de expresión que nos dio la LOGSE y sus vacaciones perpetuas a
las Humanidades. Con un diseñador de prestigio como numerario
en la Real Academia, de compañero de Pérez Reverte, por lo
menos serían más elegantes y llevaderos estos modismos de
moda.
Sobre modas del lenguaje, en
El RedCuadro:
Lo que es
"Lo
que es" la moda del verano
"Lo
que es la climatología"
Más
daños colaterales a la lengua española
Ben
Laden ha ganado la guerra al español
El lenguaje global