Para
una restauración casera, me hallo en una misión imposible:
encontrar un buen carpintero. No es que est� buscando a San
Jos� con la vara de nardo en la mano. Me conformo con uno que
se sepa su oficio, para que repare unas piezas antiguas de
madera de la casa. Ya s� que cuando lo encuentre el collar me
va a costar más que el perro, que comprar las piezas nuevas en
Leroy Merlin me saldría más barato. Pero a algunos
excéntricos nos gustan estos romanticismos de restaurar piezas
que dejen de ser viejas y se conviertan en antiguas.
Por lo que llevo mirado en
anuncios por palabras, páginas amarillas y periódicos de
ventas de segunda mano, en las ciudades ya no se encuentran
estos oficios tradicionales. Y por lo que llevo oído, deben de
quedar algunos en los pueblos. He comentado mis cuitas con
algunas amigas y me dan dicho:
-- En Carmona es donde
encuentras el carpintero que estás buscando. All� hay unos
carpinteros buenísimos, como los de toda la vida de Dios...
Dudo que se encuentren estos
artesanos tan de toda la vida de Dios, que por cierto se hizo
Hombre en el taller de un carpintero de Nazaret. Me hablan de
esos carpinteros de los pueblos como de las cataratas de Iguaz�
o de los fiordos noruegos: algo raro que vieron una vez en su
vida o que han oído que existe. Y quien dice un carpintero dice
un ebanista, un charolista, un escayolista. Encontrar un
escayolista s� que es difícil. Lo s� por todos los amigos que
se han hecho una casa nueva, cuyas obras, disparadas de
presupuesto, les tardaron casi dos años más de lo previsto.
Todos te dicen lo mismo:
-- Es que el constructor no
encontraba escayolistas y luego, cuando los encontr�, vino la
huelga de escayolistas...
Estamos creando una sociedad
tan absurda que hay muchos más arquitectos que escayolistas y
más ingenieros industriales que carpinteros. Arquitectos en el
paro, naturalmente, mientras que tenemos que traer albañiles de
Ecuador o de Marruecos. Como todos queremos que nuestros hijos
sean universitarios porque nuestros padres, con las carencias de
la época, no lo pudieron ser, estamos creando una sociedad sin
oficios, sin artesanos, sin mano de obra cualificada y peonaje
de inmigración. Lo comprobamos cada vez que tenemos que buscar
lo que en mi tierra llamamos "un artista": un artesano
de un oficio tradicional. Un señor que te pinte la salita, que
est� hecha una pena; un fontanero que te reemplace ese grifo de
la cocina que no deja de gotear. Es más fácil encontrar un
Antonio López que un pintor para la salita, un ingeniero naval
que un fontanero para la cocina.
El remedio estaría en dar
prestigio a la Formación Profesional. Los padres no queremos
reconocer que ese muchacho que va tan mal en sus estudios
universitarios de Derecho con un poquito de Economía a lo mejor
sería un magnífico carpintero: ¡el carpintero que estoy
buscando! Hoy por hoy, la dignísima Formación Profesional se
considera una infamante Tercera División de la enseñanza.
Siguen creyendo los padres que sus hijos se harán ricos como
notarios o biólogos, cuando de verdad, y sin pasar por el paro,
ganarían muchísimo más en los viejos oficios o en la
tecnología aplicada a estas casas nuestras que cada vez son una
máquina más complicada, que se rompe a cada momento. El que
viene a arreglarnos la lavadora nos cobra bastante más que el
notario por una escritura de poderes.
El Ministerio de Educación
trata de potenciar y prestigiar la FP. Se dirige a los jóvenes
para mostrarles las excelencias y las oportunidades de esos
estudios. Pero, ay, parece que nos dan grima los nombres de los
oficios tradicionales. Si me preocupa el desprestigio de la FP,
me dejan perplejo los nombrecitos que les ponen a los viejos
oficios, como para disimular lo que son. Los estudios para
hacerse mecánico se titulan de "Mantenimiento y Servicios
a la Producción". El señor que viene a arreglar la
calefacción es un titulado en "Mantenimiento y montaje de
instalaciones de frío, climatización y producción de
calor". El soldador de toda la vida, técnico en
"Fabricación Mecánica". El chapista que nos arregla
el parachoques del coche es técnico en "Mantenimiento de
Vehículos Autopropulsados". El albañil que buscamos para
que nos arregle esos azulejos de la cocina que siempre se acaban
combando y desprendiendo es un técnico en "Edificación y
Obra Civil". ¡Y nos reíamos cuando empezaron a llamar
"ayudantes técnicos sanitarios" a los practicantes o
"empleados de fincas urbanas" a los porteros...! Todo
es siempre empeorable. Quiz� por eso mismo no encuentro mi
ansiado carpintero: debería preguntar por un "Técnico en
Mantenimiento y Conservación de Elementos Constructivos de
Madera".