Para
poner al día los saberes sobre su Historia, se han reunido en
Madrid los sabios doctores en este bien intangible y riquísimo,
que todos hemos recibido en herencia al nacer y al que llamamos
Lengua Española. Sin ser sabio ni doctor, simplemente hablante
orgulloso de esta lengua, no s� cómo estarán los estudios de
Historia. S� s�, en cambio, cómo est� ahora la lengua que
hablamos: amenazada. Femenina al fin y al cabo, la lengua no se
escapa de la triste ola del maltrato a mujeres. El español
est� amenazado por el desprecio a nuestra cultura, por la
invasión angloparlante de las nuevas tecnologías... y por las
nuevas situaciones familiares y mentalidades sociales. No s�
cómo habrán resuelto el problema en otras lenguas, pero el
español se ha quedado completamente desfasado y obsoleto para
encontrar los nombres de los nuevos parentescos familiares,
derivados de la aceptación social de dos hechos de nuestro
tiempo: la convivencia prematrimonial o amatrimonial en las
llamadas "parejas de hecho" y la separación
postmatrimonial en divorcios y anulaciones canónicas.
La lengua española es más
papista que el Papa, porque, por lo que se ve, no acepta el
divorcio, ni la separación. Y muchos menos la situación de las
parejas de hecho. Todas las palabras que en español describen
relaciones de parentesco se refieren a la familia de toda la
vida, a la del vínculo indisoluble de vicaría o el paso por el
Registro Civil. Son de puro Derecho Canónico los términos de
madre, padre, hermano, hijo, abuelo, bisabuelo, biznieto,
cuñado, concuñado, suegro, suegra, consuegro, consuegra,
nieto, nuera, yerno, sobrino. Mas por muy de sentido común que
sean, no existe una sola palabra para nombrar los nuevos
parentescos derivados del cambio de mentalidad en materia de
familia y matrimonio. Para resolver la papeleta, se tira de
viejas palabras, a las que se le da otro
significado. "Chico" o "chica" significan,
de hecho, marido o mujer. No sabes que Inma se ha separado, la
invitas a cenar, y le preguntas:
-- ¿Vendrás con Ignacio?
Y te dice:
-- Uf, Ignacio, qu�
antigüedad. ¿Pero no sabes que nos separamos hace ya más de
un año? As� que ir� con Juan Manuel.
-- ¿Y quién es Juan Manuel?
-- Mi chico, hijo, qu� antiguo
estás.
Igual que antes te presentaban
a "aqu� mi señora", ahora es: "Mira, ésta es
mi chica". Porque las parejas de hecho se revuelven contra
el modo con que las nombra la sociedad en sus nuevas leyes
reguladoras. Inma nunca me dir� que vendr� con su pareja de
hecho. Si no me dice lo de "chico", ser�
"compañero". Otra amiga tiene un "chico"
que se llama Salvador. Y cada vez que me habla de su
"compañero Salvador", uno, que es de la Generación
de Mayo del 68, piensa inmediatamente en Chile y en el
compañero Salvador...Allende.
Si esto es en lo amatrimonial o
prematrimonial, la cuestión de los nuevos parentescos se
complica con el divorcio. Ah� s� que la lengua no ha
progresado absolutamente nada. Lo más que ha inventado es el
nuevo significado de "ex". "Ex" es una
preposición que con el divorcio ha cobrado en España vida por
s� sola. La preposición "ex" ha decidido de momento
separarse de los nombres o adjetivos a los que se anteponía. Ya
no hablamos de un político como ex ministro ni de un banquero
como ex presidente. Si se dice "ex", sin más
añadido, pensamos inmediatamente en un señor o señora
divorciados que son citados, no sin retintín, por su anterior
cónyuge:
-- ¿Sabes que mi ex se ha
vuelto a casar?
No tienen que especificar que
el ex es el ex marido o la ex mujer. La divorciada o el anulado
dicen "ex" y sabemos que están refiriéndose a su
anterior marido o mujer, de lo ex cátedra que lo dicen. Esto
cuando se llevan civilizadamente tras la ruptura matrimonial. He
observado que el divorcio en España produce tres tipos de
antiguos matrimonios: los que se llevan civilizadamente; los que
no se llevan, ni civilizadamente ni nada; y los que se llevan...
a matar. Lo de "ex" lo usan los dos primeros grupos.
Los del tercer grupo, que suelen salir bastante en los programas
de televisión rentabilizando sus trapos sucios, no hablan nunca
del antiguo cónyuge con el aséptico y distanciado ex. Usan
unos circunloquios realmente terribles:
-- Eso lo habr� dicho la madre
de mis hijos...
O aquello otro, tremendo:
-- Ese señor ha dejado de
existir para m�, aunque sea el padre de mis hijas.
Ser� un antiguo, pero hay que
ser muy hija de su madre para referirse al antiguo marido como
"el padre de mis hijas". De ah� la urgencia con que
la lengua española debe encontrar palabras para designar estos
nuevos parentescos. O ex parentescos.