Como
                venturosamente y con excepcional aceptación popular se ha hecho
                bingo con la línea de sucesión al Trono, todos lo sabemos todo
                acerca de la futura Princesa de Asturias. Excepto un objeto que
                me fascina: el ordenador de Doña Letizia Ortiz. Ese ordenador
                personal, distinto de la computadora de la redacción, que
                tienen en su casa todos los periodistas para escribir esa novela
                para Planeta que nunca se termina y nunca se publica; esos
                callados poemas con recuerdos de la infancia que nunca verán la
                luz; los textos tan personales, apuntes de viajes, reflexiones
                literarias sobre experiencias cotidianas, que por su propio
                carácter nunca hallarán acomodo en el papel impreso. Letizia
                Ortiz tendr� su ordenador personal. All� quiz� habrán
                quedado apuntes para un libro de reportajes con sus vivencias en
                los hechos de la Historia contemporánea de que fue testigo: el
                11 de septiembre en Nueva York, la marea negra de la Costa de la
                Muerte, la guerra de Irak. Seguro que alguna editorial, mucho
                antes de ahora, en la popularidad de Informe Semanal o del
                Telediario la anim� a que escribiera ese libro, como publicaron
                el suyo tantas profesionales de TV, como Rosa Villacastín,
                Carmen Rigalt o Angeles Caso.
                ¿Dónde estar� ahora ese
                ordenador? ¿Seguir� Letizia teniendo al lado el utilísimo
                ordenador portátil de los periodistas? La animo desde aqu� a
                que mantenga en perfecto funcionamiento ese ordenador de
                periodista, y que le instale una buena memoria. No hablo de la
                memoria Ram de los ordenadores, sino de la privilegiada memoria
                de España que va a tener el ordenador personal de una
                periodista que de testigo y narradora de la Historia ha pasado a
                ser su protagonista.
                Por vez primera, una periodista
                estar� donde nunca ningún otro colega pudo, a pesar del viejo
                dicho de las redacciones americanas: "El periodismo es una
                profesión que conduce a todas partes si se sabe uno bajar a
                tiempo del tranvía". Letizia Ortiz, que se puso el mono
                blanco para las crónicas del chapapote, y el uniforme de
                camuflaje cuando a bordo del buque "Galicia" iba de
                reportera de guerra a Irak, y el atuendo de ejecutiva americana
                junto a las hundidas Torres Gemelas, se pondr� ahora la corona
                de Princesa de Asturias y luego (Dios quiera que dentro de
                muchísimos años) la de Reina de España. Pero no podr�
                contarlo. Tendr� que guardar doblemente los secretos: los
                secretos de Estado como Princesa de Asturias y los secretos de
                la clave de la actualidad como periodista. Los mejores
                reportajes de Letizia Ortiz serán, ay, los que ya nunca podr�
                hacer, por razones más que comprensibles.
                Por eso me fascina su
                ordenador. Como me fascina el diario donde la Infanta Doña
                Eulalia de Borbón, la tía de Don Alfonso XIII, escribi� sus
                "Memorias". Ser� que tengo una visión
                profesionalmente deformada de la Historia, pero la figura de
                Doña Letizia me recuerda un tanto la de Doña Eulalia, infanta
                fascinante de nuestra historia reciente, autora de esas
                "Memorias" que en su época fueron tildadas de
                escandalosas y prohibidas. Fue un personaje vital, cosmopolita y
                entrañable, ciudadana de París y del mundo, que nunca dej� de
                sentirse española y que conoci� una vida agitada que abarca la
                Belle Èpoque, la guerra de Cuba, la Europa de entreguerras, el
                ascenso del fascismo, la guerra de España y la Segunda Mundial,
                hasta su muerte en 1956 en su retiro de Irún. En sus escritos
                qued� la personal visión de su época, del mundo, los
                personajes que conoci�, la mentalidad imperante a la que en
                tantos aspectos se enfrent� para cambiarla.
                ¿Qu� no habr� de vivir y de
                ver Doña Letizia en su condición de esposa del Heredero de la
                Corona? ¡Qu� gran observatorio del mundo para una periodista!
                Estos mismos días, estarán llenos de las más hermosas
                historias y las más sorprendentes noticias que, ay, nunca
                podr� contar. Por ahora y a nosotros. De ah� la fascinación
                de su ordenador. Yo no s� si tendr� tiempo en sus nuevas y
                altas obligaciones, pero me da el pálpito de que le apetecer�
                librarse del "mono" de su oficio. Entonces, en la
                soledad de un escritorio palaciego, podr� ir escribiendo esas
                memorias excepcionales. Podr� contar cómo se ve el mundo desde
                la Corona de España, cómo son en la distancia corta los
                grandes personajes contemporáneos que conocer�, cómo se
                fraguaron y solucionaron los conflictos a los que asistir� como
                compañera de responsabilidades y renuncias. Podr� escribir el
                más excepcional libro, que nunca se publicar�, obviamente.
                Pero que quedar� para la Historia. En los archivos del Palacio
                Real de Madrid, dentro de mucho tiempo, all� por el año 3098,
                quiz� un investigador descubra el disco duro de ese ordenador
                donde una Reina de España que era periodista cont� todas sus
                experiencias como excepcional testigo de la Historia del mundo
                en el siglo XXI.