Clic para ir a ¡HOLA! en Internet

Ir a "¡Hola!" en Internet

De rosa y oro 

                                            por Antonio Burgos


Num. 3118 - 6 de mayo del 2004                                    Ir a "¡Hola!" en Internet
Clic para ir a la página principal

Página principal-Inicio


Clic

 

 

Portada de "Gatos sin frontera", de Antonio Burgos     
Gatos sin Fronteras", nuevo libro de Antonio Burgos
Anticipo de las primeras páginas del libro
Anticipo del libro en el "Magazine" de El Mundo:Capítulo "Y Dios creó al gato" (con ilustraciones del libro)
Compra del libro por Internet-El Corte Inglés 
 
Clic para información sobre "Artículos de lujo"

"Artículos de lujo: Sevilla en cien recuadros",  de Antonio Burgos

 

"Jazmines en el ojal", editorial La Esfera de los Libros, prólogo de María Dolores Pradera   

"JAZMINES EN EL OJAL",  de Antonio Burgos

 

Artículos anteriores en ¡HOLA!
Recuadros
EL "GLAMOUR" DEL SEPIA  Artículos anteriores en ¡HOLA!
Goya decía que el tiempo también pinta. Coges un cuadro del montón, de artista innominado o de pintor aficionado, lo metes en un desván, dejas que el tiempo pase y le ponga la pátina de lo antiguo, que se apaguen los brillos del dorado de su marco, y al cabo de treinta años hasta parece bueno. Una verdadera obra de arte. Es un cuadro que ha pintado el tiempo. Como esos muebles espantosos, que cuando pasan de viejos a antiguos, hasta parecen menos feos y casi nada horrorosos.

El tiempo también pinta en nuestra memoria. El color sepia le pone el tenue color de la nostalgia a los horrores infantiles de lo mal que lo pasábamos en el colegio. Mi ciudad está de Feria y muchos la quieren sólo en sepia. A menudo en las casetas oigo voces con estas vanas añoranzas: el sepia de que antes sí que era Feria la Feria. Hay quien le pone un escenario de columnas y estatuas romanas, léase la Casa de Pilatos, a esta evocación que niega la realidad que vivimos:

-- ¿Te acuerdas cuando la Cruz Roja organizaba aquellos bailes de puesta de largo en la Casa de Pilatos, y venía Gracia de Mónaco, y Jacquelinne Kennedy, y la Begum, y luego se las veía por la Feria, y no como ahora, que nada más que hay famosillos de tres al cuarto?

Dudo siempre que me pintan estos cuadros serpia de Feria. Es el tiempo el que los pinta tan hermosos. Aquello que evocan ocurría en los primeros años 60 del siglo XX. Pero nadie se ha preguntado qué nostalgias evocarían entonces, cuando en las grandes fiestas de la Casa de Pilatos se ponían de largo Marisol y Geraldine Chaplin. Entonces, seguramente, habría quien diría la misma canción con distinta letra:

-- ¿Te acuerdas de cuando la Reina Doña Victoria Eugenia venía a la Feria y paseaba a caballo vestida de amazona, tan guapa, y Pastora Imperio bailaba en una caseta, y Antonio Chacón cantaba en otra, en la plaza toreaba Juan Belmonte, Zuloaga tomaba apuntes para sus cuadros, y Blasco Ibáñez se inspiraba para "Sangre y arena"? Aquello sí que era una Feria de verdad, y no ahora, que nada más que viene Grace Kelly y esa señora que está casada con el presidente americano...

Las nóminas de famosos de antaño, el esplendor de lo antiguo, tienen simplemente el "glamour" del sepia. La goyesca pintura del tiempo. Muchos sevillanos evocan una Feria donde está Dalí en la caseta de los Alvarez Pickmann, y Orson Welles llega con Vittorio de Sica a la de los Guardiola, y aparece Mel Ferrer por Pineda, mientras en el Aero se toma Severo Ochoa una caña de manzanilla, pasa de amazona Doña Sol, la Duquesa de Santoña, en un coche de caballos va Antonio el bailarín y en otro con Lola Flores con Manolo Caracol.

Estas evocaciones tendrán todo el "glamour" que quieran, pero significan un profundo desprecio a los tiempos que vivimos. Mortificantes negaciones de los esplendores de las actuales generaciones. A los toros hay que darles su distancia, dicen los entendidos, y al toro del tiempo hay que darle distancia para que no nos pegue estas cornadas del desprecio al presente. ¿Qué tenía aquel "glamour" que no tenga el de ahora? Pues sólo el prestigio del tiempo pasado. Dicen que España es la tierra de los grandes entierros, de los grandes elogios necrológicos a quienes les escatimaron y negaron los reconocimientos de su valía en vida. La Feria de Sevilla, a efectos de personajes, está siempre como viviendo su gran entierro: como si los caballos de los coches que pasean fueran enganchados a la federica en una carroza fúnebre.

Por eso mi propuesta es que abramos bien los ojos a todo lo gozoso que tenemos alrededor, que lo valoremos como si sobre nuestro presente hubieran pasado ya décadas. Dejo las nostalgias en el trastero de los cacharros inservibles y me voy ahora mismo a la Feria sin añoranza alguna, eufórico con el tiempo que nos ha tocado vivir. Sin que el tiempo pinte sepias, goyescos monstruos de la razón, me gozo de mi hora. Y en la caseta diré una frase justamente en dirección inversa a las que suelo oír:

-- Mira, ésta sí que es una Feria, y no las que evocarán dentro de treinta años. Mira, ahí, en su coche de mulas castañas, va la Duquesa de Alba. Y por allí viene Curro Romero. Y acabo de pasar por una caseta donde estaba cantando Isabel Pantoja y estaba bailando Cristina Hoyos. Y todas las muchachas llevan unos trajes de flamenca preciosos, de los que hace Lina, y no los mamarrachos de vestidos que habrá dentro de treinta años. Y en Pinedilla no veas lo elegante que estaba la Duquesa de Medinaceli. Y Angel y Rafael Peralta estaban esperando a Rocío Jurado, a Manuel Alejandro y a Paco Cepero. ¡Lo que darán nuestros nietos por haber podido vivir esta Feria cuando el tiempo la haya pintado de sepia!

Más artículos de Antonio Burgos sobre la Feria de Sevilla

 

Clic


Clic para ir a ¡HOLA! en Internet Clic para ir a la portada

Indice de artículos de Antonio Burgos en "¡Hola!"

Volver a la portada de El RedCuadroClic para ir a la página principal