PREMIO
CÁDIZ, A ANTONIO BURGOSCÁDIZ. Desde el Congress Dorothy
Teophily Pavillion of Cay City (ciudad sin ley, la chirigota del pasodoble del pendón en
la caña de pescar). Corresponsal.
Exclusiva para los lectores del Mamoneo: El año próximo Antonio
Burgos y la Teo Norica montaran un cuarteto de dos en los Carnavales de Cádiz. Así lo
anunció Burgos cuando recibió el reconocimiento del Ayuntamiento gaditano, que a
propuesta del Teniente de Alcalde, Enrique García Agulló, se le entregaba en el sábado
fuerte de Cádiz. Allí estaban todos, los amigos: los de toda la vida y los de Internet,
también; los admiradores, los políticos del PP (no había nadie de la oposición, ¿los
habrían invitados?) y una representación del sector turístico, que esa noche estaban
trabajándose las papas pa comé, en un Cádiz a rebosar.
El Gran Wyoming, Javier Ruibal, María Barranco y Tele 5, parecía que estaban montando
una grabación de CQC. Pululaban alrededor Jesús Mancha, disfrazado de Inspector de
Trabajo; Miguel Osuna, el Sub-Delegado despechugado, luciendo amplia sonrisa (no es mal
chavea); un viaje de concejales populares (un 60% centrados y el resto aún por centrar);
el mundo del Carnaval con Antonio Martín. Y arriba y abajo, más agrupaciones: Los
Musiquitas, El Séptimo de Caballería, y La Parra Bomba que llegó al final. De comé,
Gonzalo del Faro los puso a todos preparaítos paguantá el frío que hasía esa noche.
Perez Sauci también se preparó pal frío. Evaristo Cantero, nuestro presi de la
Asociación de la Prensa, Modesto Sánchez con su Carnaval en Internet, Marisa Real, la
directora de Turismo del Ayuntamiento y el Director del Congress Pavillion de la Teo,
Eduargo G. Espinosa, atendieron a todos con agrado, que la cosa era importante: se
reconocían los méritos que concurrían en el Embajador de Cádiz, D. Antonio Burgos.
Por cierto que la Teo Norica daba besos a diestro y siniestro, con una simpatía
electoral-carnavalera arrolladora. Al finalizar la noche, se la pudo ver disfrazada de El
Zorro, es decir, La Zorra, la película protagonizada por Antonio Banderas. ¿Será que
quería impresionar al director de Cine Imanol Uribe, que por allí estaba pintarrajeao de
negro moro?
Este fué el discurso -masomeno- de Antonio Burgos:
LA RESPUESTA DE BURGOS.
"Perdonen que hable hoy de mí, pero aprovecho la collá del recuadro para dar las
gracias en público y por adelantado por un premio que me concedió este verano el
Ayuntamiento de Cádiz y que me entregan mañana, Sábado de Carnaval. Que le entreguen a
uno un premio en Cádiz el Sábado de Carnaval es como si se lo dan en Sevilla el Domingo
de Ramos.
-- ¿Pero qué premio
es ése? .
Pues un premio la mar de bonito. Tan bonito como la mar de Cádiz. Los premios son de dos
clases: los que se presenta uno y los que no se presenta uno. Entre los que no se presenta
uno, sino que el jurado lo propone, también los hay de dos clases: trincando y sin
trincá, según la clasificación que estableció aquel Linneo de la gracia que fue Beni,
que codificó esto del sin trincá cuando dio el Pregón del Carnaval. Este premio
"Cádiz" (anda que el premio tiene un nombre feo...) es sin presentarse y sin
trincá. A mí en Cádiz nunca me gusta trincar, porque coger dinero en Cádiz me
parecería como si chuleara a una mujer que amo. .
-- Pues anda que no hay gente que vive de las mujeres con Cádiz.. Las habrá, pero no soy
de ésos. Hasta el punto de que el día que di el Pregón del Carnaval sin Trincá, fue
para mí una experiencia tan inolvidable que bajando la escalerilla del tablao de la plaza
de San Antonio estaba, cuando le dije a Carlos Mariscal, el concejal socialista de
Fiestas: .
-- Bueno, Carlos, usted me dirá qué se debe aquí... .
Jesús Quintero dice que en Cádiz hay que mamar, pero yo le corrijo: en Cádiz hay
que pagar. Hay que pagar por poder vivir tanta belleza de ciudad, tanta gracia de sus
gentes. ¿Cuánto vale un atardecer en la Caleta? No hay dinero para pagar esa moneda de
oro que se está poniendo allí en el horizonte de malvas y celestes únicos, entre las
olas que besan a dos castillitos... .
-- Hay que ver las cosas tan bonitas que dice usted siempre de Cádiz, Burgos... .
Pues por eso precisamente me han dado el premio "Cádiz", por este
serviciopermanente que tengo montado de exaltación de la ciudad más antigua de
Occidente, que no tiene ni ruinas de lo antigua que es, que decía Pericón... El premio
es a la promoción turística de la ciudad, lo que, la verdad, me da un cierto complejo de
estar haciéndole la competencia ilegal a Mundicolor y a Viajes Halcón. Carlos Díaz, el
gran caballero socialista alcalde de Cádiz, me entregó en La Viña, entre mis amigos
caleteros, el título más bonito que tengo en mi biografía: "Embajador de
Cádiz". Embajador, naturalmente, ad honorem, que traducido resulta sin trincá, pero
en latín de los Balbos y de Columela. Ahora, Teófila Martínez, la gran dama chicuca
alcaldesa de Cádiz, me entrega el premio "Cádiz", que me concedió un jurado
compuesto por los que sí que de verdad trabajan por la promoción de la Cuna de la
Libertad, como son los empresarios hosteleros y los organismos turísticos. Con este
premio me hacen sentirme más que Julio César, que decía Pemán que fue el primer
veraneante de Cádiz. Soy veraneante, invernante, otoñante y primavereante y desde luego
carnavaleante, y caleteante, y viñeante, y achuriante, y mantequeante, y sopadetomateante
de Cádiz, la ciudad donde todas las calles conducen a una mar que cada día amanece con
un sol de tres mil años de libertades. Así que le tendré que decir a la alcaldesa lo
mismo que le dije otro día de Carnaval a Carlos Mariscal: .
-- Teófila, tú me dirás qué se debe aquí... ." |