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Sampietro y La Bien Pagá, en los Juegos Florales
de Ceuta |
Ceuta es una santabárbara de la que sólo nos acordamos cuando truena. Si
la tuviéramos más presente, no nos llevaríamos estas sorpresas. Me explico
perfectamente cuanto ha pasado en Ceuta por razones estéticas, siempre más importantes
que las políticas. Con el gilerío desplegado a recalificación batiente, votaban a
Antonio Sampietro para presidente y, ¿saben ustedes cómo estaba la tránsfuga Susana
Bermúdez? Pues mascando chicle. Ahí está la clave de Ceuta: en el chicle de Susana. De
quien masca chicle en los actos públicos puede esperarse todo. Mascando chicle cometen
los americanos las mayores barbaridades, porque no pueden estar pensando simultáneamente
que, verbigracia, decretar el bombardeo de Kosovo es una jodida barbaridad. Susana
Bermúdez debe de ser también de las que no pueden al mismo tiempo pensar y mascar
chicle: Y como estaba mascando chicle, mandó a tomar por saco el socialista carné, y lo
cambió por un puñado de parné, que rima en el cuplé de La Bien Pagá.
Además de tránsfuga, hortera. Lo peor de
los gilistas que han tomado Ceuta como la conquistaron los portugueses es lo horteras que
son. Hay que ser hortera para venderse por el plato de lentejas de un viaje a la
Disneylandia de París. Hay que ser hortera para convertir la constitución del gobierno
de una ciudad autónoma en unos juegos florales. Parecía que Sampietro no había ganado
con artes venales la presidencia de Ceuta, sino la flor natural de los Juegos Florales del
Estrecho. Vamos, que hasta se le había puesto cara de Pepe García Nieto. Esa reverencia
para besar la mano de la tránsfuga no la mejora ni Paco Montero Galvache, el poeta que
más flores naturales ganó nunca. Sampietro era el poeta, con el bastón del soneto
premiado en la mano, y Susana la del chicle era como la Reina de los Juegos Florales,
honor para el que suele nombrarse siempre a la hija fea del rico del lugar, aunque en este
caso era rica por su casa, por su voto.
Y el chal. A La Bien Pagá le va mucho todo
lo que empieza por ch. El chicle y el chal. Ese chal de su toma de posesión no lo
veíamos desde que la casta Televisión Española se lo ponía a Rocío Jurado para
ocultarle el Mulhacén y el Veleta en tiempos del padre de Arias Salgado. Y como Susana es
de las que no pueden ponerse el chal y mascar chicle, pues cogió el chal y se dejó el
chicle en casa.
Todo esto, claro, es una conjura contra
Jaime de Marichalar. Nos creíamos que en el Museo del Verano el premio gordo iba a ser
para las calzas floridas del Duque de Lugo y la prognata del chicle le ha quitado el
puesto. En la Goyesca de Antequera iba un banderillero de Antoñete con un vestido de
damasco estampado en flores y dijeron:
-- Ese peón va de Marichalar y plata...
Ya nadie lo dirá, después de los Juegos
Florales de Ceuta. Esto pasa por llevar en las listas del PSOE a gente que come chicle y
que estira la crisis de Ceuta como un chicle. Lo de Ceuta ha sido todo porque Susana va
ahora de chicle y oro.
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