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El Recuadro

 Antonio Burgos

El Mundo,  jueves 2 de septiembre  de 1999

NUEVO:  Andalucía, Sevilla y Cádiz en la Prensa digital de hoy


El cura perulero

 

Miguel Castillejo, "el cura de Córdoba"
Miguel Castillejo, a la conquista dl Perú

Hay que cambiar urgentemente la letra de Antón Perulero. Ya el perulero por antonomasia en Andalucía no es Antón, sino Miguel. Miguel Castillejo. El presidente de la Caja de Córdoba, vulgo Cajasur. El cura de Córdoba. En Córdoba, con su catedral-mezquita y sus parroquias fernandinas, no hay más cura que Castillejo. Dices el cura de Córdoba y todo el mundo sabes que estás hablando de Miguel Castillejo. De Probe Miguel, nada. El riquísimo Miguel. El Miguel que más hallares maneja en todos estos Reinos de la Andalucía, por los que salta como caballo en tablero de ajedrez alfonsí, ora abre sucursales en Málaga, ora en Jerez, ora en Jaén. Así que vayan aprendiendo la letra de la canción: "Miguel, Miguel, Miguel perulero, cada cual, cada cual atienda a su juego, y el que no lo atienda..."

-- Viene Magdalena Alvarez y se lo fusiona con Braulio Medel...

El cura de Córdoba es más bien ya canónigo de Sevilla. Cuando lo nombraron, dije que ha hecho el camino de San Fernando como otros hacen el de Santiago. Desde Córdoba, Miguel conquistó primero Sevilla y después Huelva, Jerez y Cádiz. Debe de estar ya a la altura de 1492, porque ahora se ha ido a descubrir y conquistar América. Medio Perú es suyo. O lo va a ser, en cuanto el listísimo cura se lo proponga. El Perú donde José Luis Manzanares no haya abierto una oficina de ingeniería ni Javier Benjumea haya hecho una central eléctrica, será ocupado por Miguel Castillejo. Como es el antonomástico cura de Córdoba, al fin y al cabo se trata de una operación de intercambio de ángeles y arcángeles. Castillejo va a llevar al Cuzco los arcángeles cordobeses y se va a traer a Andalucía los ángeles cuzqueños, para que con su escopeta vayan de cacería por Pueblonuevo del Terrible, donde Miguel fue párroco antes que cura de Córdoba.

Me alegro muchísimo que con América, en vez de juegos florales o cursos de verano en La Rábida, Andalucía empiece a hacer negocios. Este sí que es un buen cante de ida y vuelta, abrir sucursales de Cajasur en Perú. Donde se han dado ya cuenta de lo listo que es el cura. Hay allí en Lima un palacio presidencial que tiene nombre de mujer de Rafael Escuredo: Torretagle se llama el palacio. Déjame que te cuente, limeña, que salía Alberto Fujimori con Castillejo de Torretagle y del puente a la alameda, menudo pie llevaba la guasa peruana:

-- ¿Oye, quién es el chinito que va con el cura de Córdoba?

Castillejo sabe dónde está la plata, y de la cordobesa calle de la Plata donde El Pipo tenía la marisquería se ha ido directamente a por la tela de la plata virreinal del Perú. Cómo será lo de la plata, que hasta la Universidad que lo ha hecho doctor honoris causa tiene nombre de orfebre sevillano: Villarreal. El cura se me aparece como una reencarnación de don Juan de la Rosa, el fundador de la Caja de Ronda, quien dijo un día a Olivencia:

-- Manolo, déjate de Derecho Mercantil, que lo importante es trincá la tela de gorpe y sortarla poco a poco...

Castillejo ha trincado la tela de golpe en Perú y ya la irá soltando poco a poco en Andalucía. Desde tiempos de Paco Pizarro no han conocido allí a semejante conquistador. Y es lo que he dicho siempre: el cura de Córdoba vale un Potosí. Es listo como de aquí a Lima. Eso lo saben aquí y en Perú.

Sobre Miguel Castillejo, en El RedCuadro

El cura de Córdoba

 

 


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