Mi maestro el venerable Abel Infanzón se quedaba el otro
día perplejo, porque le han puesto a la Biblioteca Pública de Sevilla el nombre de
la cuñada de Urdangarín, a la señora de Marichalar, vinculadísima no sólo a la
literatura en general, sino a la poesía andaluza en particular. Como Abel Infanzón está
incapaz, y tiene ya una edad que no se mete en carretera ni aunque Amalia Gómez lo
convide a vacaciones con el Inserso...
-- Quite usted, don Antonio, que no voy a esas excursiones
porque despeñan los autobuses para cumplir el Pacto de Toledo...
-- ¿Pero qué tiene que ver el Pacto de Toledo con los
accidentes de autocar, don Abel?
-- Muchísimo. Autobús a autobús, choque a choque,
despeñamiento a despeñamiento, van acabando con la tercera edad. Y así, claro, tiene
Pimentel superávit en las cuentas de la Seguridad Social... ¿No lo va a tener?
¿Cuántas pensiones amortiza en cada accidente de autocar donde la palman doce o catorce
colegas de mi edad?
Bueno, pues usted se lo ha perdido, don Abel, por no haber
ido al pueblo que antes se llamaba Villafranco del Guadalquivir y que ahora es ya
oficialmente la Isla Mayor, pero que no hay forma de que se escriba tal como se pronuncia
en Sevilla: la Isla del Arroz. Digo que usted se lo ha perdido, don Abel, porque en la
ex-Villafranco del Guadalquivir han superado ampliamente el entreguismo de la Biblioteca
Municipal de Sevilla. Total, a la biblioteca le han puesto el nombre de una ilustre
caballista casada morganáticamente con un árbitro de la elegancia. Para ponérselo, no
se lo han quitado a nadie, ni a Bécquer ni a Cernuda. Pero en la Isla del Arroz ha sido
peor, don Abel. Mire usted: para quedar bien con un nuevo rico, le han quitado a un
colegio público el nombre de Antonio Machado y le han puesto el del dueño de las
Arrocerías Herba. ¿Será por arroz? Parece que es una broma de mal gusto, pero lo que
antes era Colegio Antonio Machado es ahora Colegio Felix Hernández Barrera. Vamos, que de
milagro no le han puesto directamente Colegio Arroz Ñaca Ñaca La Cigala.
Todo esto sería lógico y razonable si en la Isla del
Arroz mandara, ¿qué digo yo?, el GIL, Independientes Arroceros, un algo así. Pero da la
casualidad de que en la ex-Villafranco del Guadalquivir y flamante Isla Mayor tiene
mayoría el PSOE de Zarrías, que hasta ahora era más de Machado que los campos de
Castilla. En los pueblos, escaparate de España, como dije a la
muerte de Mediometro de Utrera, es donde se verdad se oyen cantar los gallos al
amanecer. Y donde se comprueba el canto de la gallina de los sociatas en los plenos
municipales. ¿Por qué el PSOE de la Isla del Arroz le ha quitado el nombre de Machado al
colegio? Por dinero. Porque Hernández el del arroz patrocinó el colegio con 14 millones.
A esto le llamo yo ponerle precio a Machado, cuya obra creía que tenía un valor
incalculable. Estaba equivocado. Para los socialistas marismeños de la Banda Morisca,
Machado vale 13.999.999 pesetas. Y como Hernández dio una peseta más para el colegio,
adjudicado aquí al caballero. Yo que estaba contentísimo porque por fin le habían
quitado el nombre del dictador a Villafranco, tengo ahora la tristeza machadiana de los
grillos que cantan a la luna. Estos machadianos oficiales venden hasta a su padre. Vamos,
que son capaces de echarle el arroz a Machado y comérselo en una paella. Con arroz Herba,
naturalmente.