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El "caso Sanlúcar", por Idígoras y
Pachi : pinche sobre el dibujo para verlo a su tamaño |
El Cossío tiene siete tomos, así de gordos. Y eso que sólo habla de los
que han sido toreros. Porque con los que han querido ser toreros, sin llegar a
conseguirlo, se llenarían siete Cossíos. Yo hoy, simbólicamente, abro un nuevo tomo del
Cossío, el nonato octavo, y lo inauguro poniendo con todos los honores el nombre de uno
que quiso ser torero, y que al final lo ha sido: Manuel Ramírez Cunete, de
Sanlúcar de Barrameda, nuevo en esta plaza de poner la vergüenza por encima del
trinconeo. Su nombre hasta suena a pasodoble torero, vamos a ensayarlo, verán:
"Manuel Ramírez Cunete/ por tu vergüenza torera/ en la plaza de
Sanlúcar/del Guadiana hasta el Júcar/ ya te aplaude España entera".
Como canta Julio Iglesias, hay que ser
torero. Para actuar como Ramírez hay que ser torero. Ser un Doñana, una reserva
ecológica de un bien tan escaso como la vergüenza. El nivel de la mierda ha subido en
España hasta cotas tales que para sacar la cabeza de la boñiga ambiente hay que tener
valor de torero. Mal anda una nación donde el tener vergüenza, moral y ética te lleva
directamente al Guinness de lo insólito. Más que lo torpes que eran los corruptores, en
Sanlúcar sorprende lo honrado que resultó ser el que tomaron por bizcochable. Aquí
traga todo el mundo, todo el mundo pone la mano, menos estos toreros valerosos que van a
contraflecha de la cultura del pelotazo y tienen algo tan pasado de moda y tan
políticamente incorrecto como valores y principios. Para obedecer a la conciencia hay que
echarle un valor de Laureada de San Fernando. Es una heroicidad civil el reconocimiento de
lo obvio. Porque, no se olvide, hay muchísima gente, los que dan las mayorías
electorales a los trincones, que cree que Ramírez ha hecho el canelo:
-- Se necesita ser carajote para que te
ofrezcan 50 millones y en vez de trincarlos, irte a chivarte al juez...
El agujero de ozono es tan preocupante
quizá porque hasta allí llegó el salto que pegaron muchos a los que ofrecieron los 50
millones, el billete a Lisboa y el puesto de trabajo... y lo trincaron. En la firma de los
autoproclamados Pactos de Progreso, tras las municipales, ¿cuántos Cunetes ha habido que
pusieron el cazo y se guardaron la vergüenza en la bolsa de plástico de los millones?
Cunete, al fin y al cabo, cumplió la vieja norma de los hidalgos: "Haz lo que debas,
aunque debas lo que hagas". Prefirió seguir recibiendo las cornás del hambre a las
cornás de la indignidad. No dijo como otro gaditano, instalado en el polanquismo de Radio
Algeciras, a quien le escuché la autojustificación:
-- Sí, ya sé que la SER es muy mala...
Pero el hambre es peor...
Sin coger ni muleta ni capote, Manuel
Ramírez ha cumplido su sueño torero. Su nombre está en los carteles. Vergüenza torera
se llama la figura. Para hacer estas cosas hay que ser torero. Así que yo saco mi
pañuelo y le pido las dos orejas. Que se las corten, por ejemplo, a Almunia y se las den
a Cunete.
El
"caso Sanlúcar", en El RedCuadro
Puntas del Diamante "El Muñeco
Diabólico, Cunete y los que dieron los billetes"
"Motes de
Sanlúcar" |