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Benito
Zambrano, con Ana Fernández y María Galiana, en los
premios Goya |
Aquí en Andalucía, hasta que
te mueres o hasta que reconocen tu mérito en Madrid, no eres
nadie. Lo digo por Benito Zambrano, porque caigo en la cuenta
de que todos juntos y yo el primero, en plan Fernando VII,
hemos marchado por la senda de la zambranomanía... Cuando El
Gamba de Lebrija ya ha triunfado. Fuera, que es donde aquí
vale el triunfo. Triunfar dentro, si se es de aquí, es
dificilísimo. Aquí triunfan los que vienen de Cataluña. O
los que vienen de la Mancha, como el difunto Diodoro Canorea.
Un poner: si Diodoro Canorea hubiera sido de Sevilla,
¿podría haber triunfado durante cuarenta temporadas,
llevándose divinamente con todos los tenientes de hermano
mayor de la Real Maestranza de la que era empresario? Es ya un
tópico decir que la feria de Sevilla la inventaron un vasco y
catalán, Ybarra y Bonaplata, pero como me gusta inventar
tópicos nuevos, añado éste de que si la inventaron un vasco
y un catalán, el prestigio taurino a los carteles de la feria
de Sevilla se lo dio un manchego, Diodoro Canorea. A Miguel
Moreno o a Belmonte no le hubieran consentido lo que a
Diodoro, porque eran de aquí y no se llamaban Diodoro. Y
quien dice Diodoro dice Teófila. De la transición acá,
Cádiz ha tenido alcaldes nacidos fuera de la Cuna de la
Libertad, quizá por mi conocido y citadísimo argumento (ya
tópico) de que los gaditanos nacemos donde nos sale... de las
Puertas de Tierra. Un caballero como Carlos Díaz era
sevillano y una dama como Teófila Martínez es montañesa. Y
ambos han triunfado en Cádiz. Si Juan Belmonte triunfó en
Triana, quizá fuese porque nació en Sevilla, en la calle
Anchalaferia. Si Rafael el Gallo triunfó en Sevilla y llegó
a símbolo de la ciudad quizá fue porque nació en Madrid.
El andaluz, para triunfar en su
tierra, o tiene que nacer fuera de ella o tiene que ser
reconocido por ahí lejos. Lo mejor que hizo Felipe González
en toda su vida fue irse a Madrid. De haberse quedado en su
tierra, ¿hubiera sido lo que es? Ahora puede volver,
triunfal, en la estética de la manteca y del bollo de Alcalá
de los Panaderos porque antes tuvo el cuidado de estar catorce
años avecindado en el distrito madrileño de Moncloa y antes
en el barrio de La Estrella, calle Pez Velador. Con Benito
Zambrano la gente tomaba café todos los días en Lebrija y no
le daba la menor importancia. El andaluz tiene el supremo
desprecio a lo cercano y aquí dicen que la distancia no es el
olvido, sino la consagración. Ya no dice nadie en Lebrija:
--- Hombre, Benito, pero si yo
tomo café con él todos los días.
En tales casos del clamoroso
triunfo fuera, pasamos del café a la partida de nacimiento:
-- Hombre, pero si a Benito lo
he visto yo nacer...
Pasamos a la partida de
nacimiento y al arrorró del roneo:
-- Hombre, pero si a Benito lo
he tenido yo en mis brazos de niño...
Ahora, ya verán, le daremos a
Benito Zambrano la Medalla de Andalucía, la Medalla de la
Provincia, el Cántaro de Oro de Lebrija y hasta el premio al
mejor racimo de la Vendimia, con foto de Mario Fuentes Aguilar
incluida. Para triunfar en Andalucía, tuvo que irse primero a
Cuba y luego a los premios Goya. De haber seguido aquí,
sería un cámara de Canal Sur TV al que dan empujones cuando
Carmina Ordóñez sube la rampa del Ave en Santa Justa para
salir directamente en "Contraportada"...
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Gamba"
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