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El
arradio, vulgo radio, da por las mañanas informaciones muy
útiles. Da el tiempo que hace, el que va a hacer. Da los santos
del día. Que siempre son los más raros del mundo. No hay forma
de felicitar nunca a los que celebran los santos de la radio. Yo
creo que es para rellenar, que se los inventan. ¿Quién conoce a
alguien que se llame Eutimio, Eutrofio o Veremundo? Ni los
montañeses de las tabernas de Sevilla tenían esos nombres tan
raros. Los montañeses se llamaban Ovidio o Trifón. Como Dios
manda, ¿verdad, Rogelio Gómez?
Por la mañana, la radio da las farmacias de guardia, el cupón,
la primitiva. Y da algo utilísimo: las calles cortadas en
Sevilla. Es más fácil acertar los números de la primitiva que
saber qué calles van a estar cortadas. Podían las emisoras, en
su batalla por la audiencia, hacer concursos entre los oyentes,
y regalar un fin de semana en Islantilla a quien acierte qué
calles van a estar cortadas hoy. Pero las nuevas, las de hoy,
calentitas como pan del horno de leña de la esquina, no las
calles cortadas de siempre. Saber que República Argentina o San
Fernando están cortadas no tiene ningún mérito. Esas ni las dan
por la radio, eso es tan obvio como decir que tenemos Giganta
falsa para rato en todo lo alto de la torre mayor.
Las calles cortadas que cada mañana dan por la radio son las de
la ruleta rusa de Tráfico o de Urbanismo. Hay números que salen
mucho en la primitiva, como el 41, y hay también calles que
salen mucho por la radio cuando dan las cortadas. Pedro del Toro
sale muchísimo, siempre están cortando Pedro del Toro, no hacen
más que cortar Pedro del Toro. Y San Luis también la cortan
mucho. Es de agradecer al Ayuntamiento que convierta algo tan
pesado y monótono como circular por Sevilla en esta apasionante
aventura. Sales de tu casa hacia el currelo y te preguntas, como
en los pasatiempos de los tebeos:
-¿Qué camino seguirá el abogado Pepito para llegar a su bufete?
Ahí te quiero ver. Entre embotellamientos y calles cortadas,
nunca se sabe. Los embotellamientos también son apasionantes.
Los de la Ese Treinta viniendo para Sevilla a las ocho y media o
yendo para San Juan a las dos y media no tienen mérito. Esos son
fijos de plantilla. Lo bonito es que, por obra y calicata de las
calles cortadas, no sabes nunca dónde ni a qué hora te vas a
encontrar el embotellamiento. Yo he visto embotellamientos muy
buenecitos en la calle San José a las diez y media de la mañana.
Embotellamientos de antología en Puñonrostro a las seis de la
tarde. ¿Por qué? Por las calles cortadas y por un anónimo autor
del desaguisado circulatorio: el tío del camión y la valla. Sí,
hay por ahí un tío, decenas de tíos, que tienen un camión de
retirada de escombros o de entrega de materiales y que llevan
dos cosas: un papel de Tráfico o de Urbanismo que les autoriza a
retirar la cuba o a dejar los ladrillos, y una valla que ellos
por su cuenta echan en la batea del camión, una valla viejísima,
amarilla o carmesí, fijo que mangada en alguna parte. ¡El avío
que les da la valla y el por saco que nos da la dichosa vallita!
¿Que tienen que dejar una hormigonera en Sánchez Bedoya? No hay
problema; bajan la valla del camión, la ponen delante de la
Droguería del Arenal y allí no entra nadie. ¿Que tienen que
retirar unos escombros en Argote de Molina? Nada, bajan la
valla, la ponen en la esquina del Bacalao y a trabajar
tranquilitos. De todo lo cual se infiere que por las mañanas, en
la radio, deberían decir no sólo las calles que van a estar
cortadas por el Ayuntamiento, sino por dónde va a ir hoy el
puñetero tío del camión que lleva su valla en la batea y que
corta el tráfico cuando le sale de los co...digos de la
circulación.
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