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Tengo
que llamar a Jerry para felicitarlo. No, no es errata. No me
refiero a ese centenario Kerry con el que pensaban cogerse una
tajá de progresismo los que viven del carné del partido, los
paniaguados de la Junta, los colocados en las empresas públicas,
los del «no a la guerra», los trincones de subvenciones y todos
los que habían disfrazado a Bush de Pedro Botero. A quien tengo
que llamar para felicitarlo es a Jerry, no a Kerry. Y seguro
que, al contrario que el caracaballo de Kerry con Zapatero,
Jerry sí que se me pone al teléfono. Por eso le pongo este
telefonema en forma de artículo.
Jerry es el señor Jerry Johnson. Profesor de Filología Inglesa,
es el agente consular de los Estados Unidos en Sevilla. Un
encanto de señor: educado, culto, divertido, con un gran sentido
del humor y con unos conceptos muy reales de las cuestiones
políticas. Ojalá los que están en el poder derrocharan el
sentido común del representante del Departamento de Estado en
Sevilla. Jerry Johnson mantiene la llama viva del Consulado de
los Estados Unidos. Porque sabrán que en vísperas de la
Exposición Universal, el Gobierno de los Estados Unidos decidió
celebrar el quinto centenario de la gesta descubridora de una
forma bastante curiosa: cerrando el consulado general de
Sevilla.
-O sea, que en Washington ya se jamaron la tostá de lo que iba a
venir y empezaron por Sevilla, ¿no?
Pozí. Fue entonces cuando Jerry Johnson fue nombrado agente
consular, esto es, mantenedor en Sevilla de la llama de la
Estatua de la Libertad y de cuanto representa. Gracias al señor
Johnson el consulado iza todos los días la bandera de las barras
y estrellas junto al Costurero de la Reina, para dar un poquito
por saco a la progresía antiyanqui. Que toma aquello como
símbolo de todos los topicazos americanos. Los
antinorteamericanos que celebran el Jalogüín, comen hamburguesas
y visten pantalones vaqueros, cercan el consulado americano cada
lunes y cada martes. En pleno fregado de Irak fuimos como a la
guerra, atravesando líneas enemigas de progres manifestantes
antiyanquis, cuando unos cuantos le echamos valor y acompañamos
a Jerry Johnson en la imposición de una condecoración del
Gobierno de Washington al funcionario de la Policía sevillana
don Rafael Moreno. No sabían los progres antiyanquis que querían
lo mismo que el Gobierno de Washington en 1992: cerrar el
consulado de Sevilla.
No se cerrará mientras el educadísimo y más que democrático
Mister Johnson represente aquí a Estados Unidos. Entre otras
cosas, para que muchos sevillanos, como ahora hago, lo
feliciten. No sin envidia. No porque Bush haya ganado las
elecciones. Da igual quien haya ganado. Yo quiero felicitar al
señor Johnson por la nación a la que pertenece, por su pasaporte
norteamericano. ¡Igualito que en España! Yo quiero felicitar a
Jerry Johnson porque pertenece a un pueblo que cuando sufre una
agresión del terrorismo islamista hace piña con su Gobierno, y
no se dedica a derribarlo y a retirar las tropas de Irak dando
la razón a Ben Laden, y a bajarse al moro, bajándose los
pantalones ante el moro. Yo quiero felicitar al querido Jerry
porque pertenece a un pueblo que aún tiene moral y ética. Que
dice que no en los referendos sobre matrimonios homosexuales.
Que sabe mantener un esquema de valores y principios, en los que
la familia, la libertad, la seguridad, la vida, no están en
almoneda ante la comodidad, el hedonismo y la poca vergüenza.
Sí, los americanos tienen vergüenza, no sufren esta colectiva
degradación moral nuestra, y en las elecciones lo han
demostrado. Vamos, que si yo no tuviera este orgullo de ser
andaluz de la España de la Puertalarená, aprovechaba esta
llamada de felicitación para preguntarle a Jerry qué papeles hay
que echar para nacionalizarse norteamericano.
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