|  | IMAGINE 
                usted los topicazos más folklóricos. Por ejemplo, piense en un 
                toreador que se enamora de Carmen, sobre un horizonte de 
                flamencos. No flamencos rosas de Doñana, sino flamencos que el 
                pañuelo bandolero del Tempranillo se lo anudan a la moderna para 
                decirle a su chica que se busque un hombre que la quiera y que 
                le tenga llenita la nevera. 
 Piense en el toro de Osborne, el sombrero de ala ancha de Tío 
                Pepe, los caballos cartujanos de Terry. Sigan poniendo más 
                tópicos sobre esos tópicos. Al toreador pónganle ojos verdes. No 
                de un verde cualquiera: verdes como el trigo verde. Y añádanle 
                un poema inmortal: un lorquiano llanto por Sánchez Mejías mismo. 
                A Carmen, pónganle una navaja en la liga y añádanle, por 
                ejemplo, una ópera; de Bizet mismo. En cuanto al toro, pónganlo 
                en un cuadro, un Guernica de Picasso o un aguafuerte de Goya, 
                sin premio del 2005. ¿Falta algo? Vamos a ver: tenemos toreador, 
                Carmen, toro, flamencos, caballos. Sol, nos falta el sol. Estaba 
                ya, embotellado, en el Tío Pepe, pero pongamos más sol: sol de 
                tumbona de playa, sol de Costa del Ídem. ¿Queda algo más para 
                que al tópico no le falte ni un perejil? Bueno, Don Juan Tenorio 
                quizá, y un Fígaro; una Macarena, a ser posible de Los del Río; 
                a lo mejor una feria, la de abril mismo, y una romería, por 
                descontado que del Rocío.
 
 Compuesto el topicazo, muéstrenlo a modo de postal turística un 
                americano, a un inglés, a un australiano. Pregúntenles de qué se 
                trata. Sin pestañear dirán:
 
 -Oh, this is Spain...
 
 Por lo menos la mitad de los habitantes del globo terráqueo 
                identifican a todos estos topicazos (lamentables topicazos, por 
                otra parte) con España. Todos, menos una partida de tontos de 
                clavo pasado que en el partido de la selección andaluza de 
                fútbol contra Malta sacaron en el estadio Sánchez Pizjuán una 
                pancarta que decía, en inglés, claro, que como usted sabe es la 
                lengua que más se habla y se entiende en España: «Andalousia is 
                not Spain». Traduzco, por si no saben inglés: ni Carmen, ni Don 
                Juan, ni el toro de Osborne, ni el caballo de Picasso, ni García 
                Lorca, ni, ay, Macarena, son España. Velázquez no es España. 
                Falla no es España.
 
 -Pues si toda esa identidad excedente que Andalucía le prestó a 
                España como señas no es España, entonces, ¿qué es España?
 
 Todos los días se aprende algo. Yo no lo sabía, y usted quizá 
                tampoco, pero un tío vestido de flamenco, a caballo, cantando 
                flamenco y bebiéndose medio Jerez, no es España. A lo mejor es 
                Euskadi puro de oliva o Cataluña de cinco estrellas de la 
                estelada, y nosotros sin saberlo. Habrá que aprenderlo, a la 
                vista de los planes de Ibarreche y de Carod (y quién sabe si de 
                Zapatero) en esta tierra donde se copia siempre lo malo, lo 
                nefasto, lo funesto. Se empieza por «Catalonia is not Spain», se 
                sigue por el referéndum separatista de la señorita Pepis 
                Ibarreche, se continúa por «Andalousia is not Spain» y verá 
                usted cómo dentro de poco tenemos a Expaña (sí, con equis de ex, 
                Expaña) llena de letreros: «Aranda de Duero is not Spain», «Villafranca 
                de los Barros is not Spain», «Peñarroya-Pueblonuevo is not Spain», 
                «Villanueva del Trabuco is not Spain». Hasta que lleguemos a lo 
                que en el fondo quieren Ibarreche y Carod: que sobre los campos 
                de fresa y de creación de riqueza se alce un letrero que ponga: 
                «Lepe is not Spain». Entonces habrán conseguido lo que no dicen 
                y llevan quizá en la hoja de la gran ruta (he dicho hoja de la 
                gran ruta, no lo otro): que logren pegarle el chirrín, chirrán a 
                esto y tengamos todos que poner el letrero de cierre por 
                defunción. «Spain is not Spain».
 
 
 Recuadros de días 
                anteriores
 
 
 
                 Correo 
 
                  Biografía de Antonio Burgos   
 Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés  
 
 |