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En
este año bimilésimo quinto de la era cristiana que acabamos de
inaugurar quedan grandes retos para la ciencia que,
incomprensiblemente, no he visto enumerados en los resúmenes
periodísticos al uso. Queda por explicar, por ejemplo, el
misterio de ZP. Llamo misterio de ZP, no sé si misterio gozoso o
misterio doloroso, al prodigio de que habiendo tenido España
durante catorce años un gobierno socialista, presidido por
González, parece como si ahora y sólo ahora tuviese, y por vez
primera, a la izquierda en el poder. Como si la famosa «pasada
por la izquierda» no se hubiese producido hasta ahora por vez
primera. Hasta el punto de que, a juzgar por muchas
declaraciones y algunos hechos, parece que Franco no hubiera
muerto el 20 de noviembre de 1975, sino que la palmó el 14 de
marzo de 2004. Al menos si tenemos en cuenta las reiteradas
proclamaciones de que ahora y sólo ahora es cuando de verdad ha
terminado el franquismo. Sin ir más lejos me remito a las
gozosas declaraciones del Carafoca cuando Carmen Calvo (Poyato
de segundo apellido) entregó la cuchara, entregó los papeles de
Salamanca y entregó lo que haga falta ir entregando a la
dictadura de la minoría republicano-separatista catalana.
Estas mismas cifras de ERC son otro reto de la ciencia para
2005, que espero sea resuelto en el curso del año. Cómo ERC
puede mandar tanto y determinar toda la política patria con sólo
652.196 votos, cuya importancia porcentual puede aforar
cualquiera que los compare con los 893.135 que sacó el PP sólo
en Madrid capital o los 639.293 que sacó el PSOE solamente en la
provincia de Sevilla. Si esto no es la dictadura de una minoría,
que venga Dios y lo vea.
Dictadura de las minorías de votos y también de las minorías
geográficas y demográficas, que me llenan de perplejidad cuando
veo que aún no ha sido explicada por la ciencia. Cualquier
extranjero que llegue y vea de pronto que España está con el
alma en un puño, el puño de Ibarreche, por la llamada cuestión
vasca, pensará que las Vascongadas son un inmenso territorio que
dobla en extensión al resto de la nación, de ahí que no quitemos
la vista de allí y que nos tenga amargada la vida. Espero que en
este 2005 la ciencia aclare lo que no alcanzo a comprender. Cómo
todo depende de una comunidad autónoma como Vascongadas que
tiene una extensión de 7.234 kilómetros cuadrados. ¿Saben cuánto
es eso? Pues menos que Málaga. La provincia de Málaga tiene
7.276 kilómetros cuadrados y no por ello pide la independencia,
ni Marbella reclama un referéndum para la autodeterminación de
Gunila y la integración directa de Puerto Banús en la Unión
Europea. Ya es hora de decir, con el manual de Pero Grullo en la
mano, que en la provincia de Badajoz, que tiene 21.657
kilómetros cuadrados, caben tres Países Vascos, y no por ello
dan los pacenses tanto por saco al resto de España, ni una banda
asesina de extremeños lleva anotadas cerca de mil muertes en las
muescas de las culatas de sus pistolas. Señores: que los vascos,
todos los vascos, los respetables vascos, los
constitucionalistas y los nacionalistas, los filoetarras y los
que con dos... chapelas condenan el crimen, según el censo del
2001 son solamente 2.082.587 habitantes, frente al total de
40.847.371 españoles que estamos a merced de las mercedes que
quieran obtener.
Espero que la ciencia aclare estos misterios a lo largo de 2005.
Y que no olvide uno que me quita el sueño. Cómo habiendo
conseguido esa maravilla de modernidad, de progreso y de buen
rollito que es el derecho al matrimonio de la minoría
homosexual, ésta es la hora en que nadie nos ha aclarado si esos
matrimonios tendrán también derecho al divorcio o si serán
indisolubles. Ya puestos, a progresismo y a talante no hay quien
me gane: no solamente pido los matrimonios homosexuales, sino
los divorcios homosexuales.
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