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En
esta España con tal mal oído como peor memoria, donde la Marcha
Real no tiene letra, seguro que ésta sí se la sabe usted. A
falta de letra de la Marcha Real, nos sabemos los cantables de
las músicas populares que pasan por himnos. Usted sabe que
Asturias es patria querida; que las Islas Canarias son vergel de
belleza sin par; que Valencia es la tierra de flores y de Rita
Barberá, que cantaba el bueno de Tip. Y en esta hímnica
oficiosa, la letra que comento seguro que se la sabe usted.
Enterita. Son «Los Duros Antiguos».
- ¿Que tanto en Cádiz dieron que hablar, que se encontraba la
gente a la orillita del mar?
Los mismos. Usted se sabe la letra desde ahí hasta el patio de
las malvas, donde la suegra está escarbando desde aquel día.
Pero no sabe quizá que ese tango cumple ahora cien años.
-Vamos, que si es una cofradía de Sevilla, lo sacan en procesión
extraordinaria...
Así lo sacan este año en Cádiz: en la batea del coro «Válgame
San Cleto» y en las coplas de comparsas y chirigotas que rinden
homenaje a su autor, El Tío de la Tiza. Todo, gracias a que
aquellos duros antiguos que siguen dando que cantar aparecieron
el 2 de junio de 1904 en la almadraba de San José, donde los
halló Malos Pelos, un chanquero que enterraba gandinga de
atunes. Eran reales de a ocho acuñados en la ceca de México bajo
el reinado de Fernando VI, llamadas «de ambos mundos», con los
dos hemisferios entre las columnas del Plus Ultra. Sobre su
origen, me quedo con la leyenda: que las monedas venían en un
barco de la Armada brasileña que había pasado a manos privadas:
«El Defensor de Pedro». Zarpó de Río de Janeiro en 1827. En alta
mar, la marinería amotinada asesinó al capitán y lo convirtió en
navío pirata. En el Atlántico, robaron este cargamento a la
Flota de la Carrera de Indias. Perseguidos, trataron de ganar el
Mediterráneo para escapar. Huyendo, confundieron el faro de La
Caleta con el de Tarifa, los muy torpes, si no hay pérdida:
basta seguir la plata quieta. Total, que el barco pirata
naufragó frente al Ventorrillo del Chato en 1828. En el pecio
quedaron los duros columnarios. Las corrientes de la mar los
arrastraron hacia Cádiz. Donde aparecieron en 1904, cuando fue
medio Cádiz con espiochas a cogerlos.
Menos mal que fue entonces, cuando no había tanto cuento del
envergue con la arqueología y tantos vividores del patrimonio.
Si los duros antiguos llegan a aparecer ahora, al hallarse el
primero la Consejería de Cultura habría cercado la playa.
Habrían llegado mangadas de arqueólogos con la dichosa escobita,
mandando parar todo lo paralizable. A los dos años, tras
aprobarlo la lentísima Comisión del Patrimonio, se habría
firmado un convenio con un banco para la búsqueda del pecio. Se
habrían colocado en el invento dos mil o tres mil con el carné
del PSOE. El pueblo de Cádiz no hubiera cogido ni un duro. La
suegra famosa no estaría en el patio de las malvas, sino
buscando novio en el programa de Juan Imedio. La Junta se habría
quedado, como siempre, hasta con el último duro. Teófila
protestaría, pero Chaves diría lo de andaluces y andaluzas,
duros y duras. Finalmente, Carmen Calvo habría venido a hacerse
la habitual foto delante de los duros antiguos.
Menos mal que los duros antiguos aparecieron hace un siglo. Si
llegan a aparecer ahora, no habrían dejado ir a medio Cádiz con
espiochas, y en vez del tango inmortal, himno oficioso de la
Cuna de la Libertad, que Antonio Rodríguez «El Tío de la Tiza»
compuso para su comparsa de «Los Anticuarios» y estrenó en el
Parque Genovés el 5 de marzo de 1905, lo que tendríamos, válgame
San Cleto lo que es la miseria de la Cultura, sería una foto de
Carmen Calvo delante de los duros antiguos. Naturalmente que
vestida de piconera de Chanel.
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