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¿HAN
visto las tres grúas, tres, como los tres banderilleros en el
redondel de Gabriela Ortega, dispuestas a empezar a picotear las
ruinas del Windsor, los fantasmas del Windsor y los fantasmas
del Roxy si se tercian? Pues ni esas tres grúas potentísimas
juntas han sido capaces de desmontar la azotea de Wyoming.
Estará el solar del Windsor como la palma de la mano y Wyoming
andará todavía cobrando la morterada en su azotea y batiendo
marcas de bajadas de audiencia. ¿Cómo se puede pasar
directamente de los 7.535.000 espectadores del partido del
Barcelona a sólo 987.000, escasos minutos después? Muy fácil:
con Wyoming y ese gesto como de asco sublime que pone al
permitirnos ascender al elíseo capitolino de su azotea. Wyoming
tiene siempre un gesto como de estar oliendo mierda. Quizá es
que huela la basura con pretensiones de su estanco-azotea.
Antes, tras las guerras, a los familiares de los vencedores les
ponían un estanco en la Gran Vía. Ahora, tras el «no a la
guerra» de Irak, a los amiguetes de los vencedores del 14-M les
ponen una azotea en TVE.
Esto tan simple no lo ve el comité de sabios, con el que he
sufrido una de las mayores decepciones, por culpa de mi mal
oído. Creí oír que estaba en ese comité Lladró, y me imaginé que
era el emprendedor empresario que con sus figuritas de cerámica,
sus arlequines y sus quijotes ha conquistado el mundo desde
España. Claro -pensé-, un señor que lleva tan bien su empresa es
quien mejor puede decirnos qué hay que hacer para que TVE sea
digna y atrayente en contenidos y no nos cueste un congo. Como
la ilusión es gratuita, y se trataba de sabios para dar su
opinión sobre un negocio que va fatal, seguí imaginando. Si está
Lladró, supongo que también estará Héctor Colonque, el de las
porcelanas del cuarto de baño, quien con Isabel Preysler como
mascarón de proa ha alicatado hasta el techo todos los Estados
Unidos con azulejos españoles. Ahora, seguí imaginando, es
cuando TVE va a funcionar tan bien como Lladró y como
Porcelanosa. Y supongo que estará en el comité el sabio más
sabio en asuntos de la pela: Isidoro Álvarez. Confiado, pensé
que con el presidente del Cortinglés ya mismo sería primavera en
la cuenta de resultados de TVE.
A la luz de la racionalidad no podía entender ese comité de
sabios sin Juan José Hidalgo, que hizo el milagro español de
convertir en Viajes Halcón y sus aviones un taxi de traer de
puerta a puerta emigrantes españoles desde Suiza. Sin Gabriel
Escarrer, presidente de ese Imperio Meliá en el que no se pone
el Sol ni el Tryp. Sin Amancio Ortega, mucho mejor ministro de
Asuntos Exteriores que Moratinos, pues con sus tiendas Zara ha
puesto las mejores embajadas de España en las más exclusivas
millas de oro de todo el mundo. Acompañarían en el comité de
sabios a Tomás Pascual, que como es la leche, no vives hoy sin
tener en cada instante la constancia de su vista para los
negocios. Este comité, con algunos añadidos como Rafael del Pino
el de Ferrovial, o incluso con su cuota femenina en Esther
Koplowitz, podía asegurarnos algo tan elemental como que se
aplicaran criterios de racionalidad empresarial al derroche
público de millones en TVE.
Estaba equivocado de medio a medio. Eran sabios como aquel
Profesor Franz de Copenhague: unos sabios del TBO, que no saben
ni papa de empresas ni de hallares. Para la deuda de 7.500
millones de euros de TVE han dado solución marxista, sector
Groucho: ¡más madera de dinero público, que esto es la guerra! Y
quiten anuncios, para que la gente no zapee tras el partido y
pueda ver la cara de asco sublime que pone Wyoming por hacernos
el favor de embolsicarse la tela. Como siempre, mi gozo en un
pozo. Creía que el comité de sabios era a base El Corte Inglés,
Zara, Porcelanosa y Lladró, y resulta que no es Lladró, que es
Lledó. ¡Acabáramos! Un señor que ni tiene televisor en su casa.
Es como si le hubieran encargado la edición de la Tauromaquia de
Pepe Hillo a los Verdes Ecologistas Antitaurinos.
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