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Como
no iban a llamar a Houston, que no tienen idea y además la
conferencia sale carísima, Crespo y Silva, barandas duales de
la Feria en la Sevilla dual, llamaron a Justo, a Justo Salao,
el de los trajes de flamenca:
-Justo, Justo, tenemos un problema...
-¿Qué problema?
-Que los coches de caballos no nos caben en la Feria...
-Eso les pasa a todas. Engordan, engordan, y luego no caben en
el traje de flamenca. ¿Habéis probado con sacarle un poquito
de las costuras del talle? ¿Que no dan? Hijo, pues como no os
lo juguéis a pares y nones...
Y así fue. Se lo jugaron a los chinos. Fue bastante fácil.
Como Antonio Silva tiene un poquito de cara de chino, de chino
de mantón de Manila, de chino de chinero de loza de Triana, de
La O... Se lo jugaron a los chinos, a pares y nones. A
matrículas pares y matrículas impares. Y acertaron. Se acabó
el overbúquin de coches de caballos. Se acabó el desfile de
carromatos impresentables, de carrodomas, de coches de jierro
peláo, que al paso que íbamos estaba por llegar al paseo de
carruajes ese motocarro viejo que un gitano engancha con un
borrico para acarrear al chatarrero la rebusca de los
contenedores de basura.
A la prensa internacional se le van las mejores. Esto de los
coches de caballos empetando la Feria era para que viniera en
el «New York Times» a contarlo. En pleno siglo XXI, en la
sociedad globalizada y mediática, de los SMS y los satélites,
en Sevilla se plantea un grave problema de circulación... de
coches de caballos. Costeados, mantenidos, preservados,
restaurados por la sociedad civil, sin subvención alguna. Por
los sevillanos de a pie. Al sevillano de a pie lo que más les
gusta es montarse en un coche de caballos:
-Mira, ahí va Joaquín el del Betis...
En este mira, mira de los enganches, Julio Domínguez Arjona ha
hecho justicia a la Memoria Histórica de la Feria. En la
transición y en la toma por la democrática izquierda municipal
del Palacio de Invierno de la Caseta Municipal, estuvimos a
pique de quedarnos sin enganches en la Feria. En la difícil y
problemática Feria de 1978, la que Ortiz Nuevo llenó de
puestos de lechugas, sólo tres señores se atrevieron a
enganchar, porque la derecha corrió la voz de que los iban a
apedrear y a acuchillarles los caballos, Goya en la carga de
los mamelucos. Quede constancia de esos tres señores que
aceptaron la normalidad democrática, reconocieron la soberanía
del pueblo de Sevilla y en su honor engancharon: Juan Manuel
Urquijo, Gabriel Rojas y Antonio Sánchez Bedoya. Ellos también
se jugaron a pares y nones el futuro de la Feria. Y ganaron. Y
don Julio los compara en Internet con la cofradía de La
Estrella en 1932. La Estrella trianera fue la única cofradía
esquirola que rompió la huelga de cofradías que la derecha
decretó contra el Gobierno de la República en 1932. La
Estrella fue Valiente por plantarle cara a la derecha. Urquijo,
Rojas y Sánchez Bedoya fueron los Señores Valientes de 1978
que plantaron cara a la huelga de enganches caídos de la
derecha sevillana y jerezana. ¿Un boicot de la derecha contra
la democracia? Pues sí, eso fue. Gracias a que aquellos tres
señores lo rompieron, vino el posterior esplendor del Club de
Enganches, hasta esta saturación de la conversión del paseo de
coches y caballistas en embotellamiento de landós, manolas y
visavis, que Crespo y Silva han resuelto a pares y nones,
ganando la partida y acertando.
Pero ojo con el pares y nones, que estoy viendo que el Consejo
General de Sillas, Palcos y Subvenciones se va a poner a dar
abonos pares y abonos impares para la carrera oficial. Y pares
e impares para todos los problemas de Sevilla. Crespo y Silva
aplicaron el huevo del Salón Colón. Al fin y al cabo, el
alcalde gobierna siempre dando pares y nones.
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