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SI
estamos en Afganistán por las mismas razones por las que nos
fuimos de Irak (y no es ¡la gallina!, aunque los polacos nos
despidieran a cloqueos), Zapatero debe de estar ya en Madrid
por las mismas razones por las que se fue a Lanzarote. Por lo
contentito que está de haberse conocido. Las Islas Afortunadas
transmiten su suerte a cuantos pisan el vergel de belleza sin
par. ZP ha sido bastante afortunado durante su estancia en
Lanzarote. Pudiendo haberse estrellado dos helicópteros (que
ésta es la hora en que aún no nos han dicho qué misión
humanitaria de paz estaban desempeñando en Afganistán cargados
de explosivos), solamente se estrelló un Puma. Pudiendo haber
muerto calcinados por las imprevisiones e incompetencias
transferidas en el incendio de Guadalajara lo menos cincuenta
guardas forestales, solamente la palmaron once. Pudiendo haber
igualado al Caso Almería, sólo hubo un cadáver en el
cuartelazo de Roquetas de Mar. Sumen, como si estuvieran
haciendo el Sudoku de la ventura estival: 17+11+1= 29 muertos.
Casi a muerto por día de agosto. No está mal. Pero no pasa
nada. Los contentitos están contentísimos.
Zapatero dijo en La Laguna que está haciendo un país más
libre, mejor, para que viva el mejor tiempo de su Historia,
que es lo que se merecen los españoles. Usted lo ha dicho.
Choque esos cinco. Los españoles tenemos lo que nos merecemos.
El Gobierno de los contentitos, encantados de ejercer el
poder. Tocan un botón y se abre el Sésamo de una casa de
veraneo del Rey de España: ¡nada, el verano que viene, a
Marivent! Y aparece además este país de ensueño pintado en La
Laguna, donde nuestra presencia militar exterior es pacifismo
humanitario; donde no existe Roquetas; donde no hay fleco
ninguno del 11-M redoblando las conciencias; donde no arde
media España y la otra media se muere de sed; donde los jueces
y los gobiernos aplican a rajatabla la ley, sin que les
tiemble la mano, de modo que no hay barra libre para los
etarras de Batasuna, ni se pueden manifestar libremente, ni se
sientan en los parlamentos autonómicos disfrazados de tías
vascas, ni nada.
En Lanzarote, ZP no sólo ha debido de vivir un tiempo distinto
al de muchos españoles, otro almanaque, sino otro espacio,
otra nación. Resulta que paradójicamente los que no dan una a
derechas son los que va ya para año y medio que no están en el
poder. Los que gobiernan sí que lo hacen todo a derechas, que
para eso son de izquierdas y tienen la legitimación absoluta
que se concede a esa ideología. La derecha es facha aunque
demuestre lo contrario; la izquierda tiene toda la legitimidad
de origen y de ejercicio por muchos desaguisados que organice,
y no tiene que demostrar nada. Para eso son los nuestros.
Aunque le ardan los montes, se le caigan los helicópteros
militares, se le muera la gente en los cuartelillos, ya digo,
29 muertos, la izquierda lo hace todo divinamente. Y mejor que
lo va a hacer.
Por eso están todos tan contentitos. Si contentito está
siempre el presidente Rodríguez con sus desaguisados, más
contentita está Cristina Narbona con sus fuegos y sus sequías.
Todo bajo control. Qué pedazo de Observatorio de la Sequía
hemos montado, qué bien que se ve desde aquí que ya mismito
tenemos restricciones de agua. Y nada digo cuando en otoño
montemos el Observatorio de la Unidad de España: lo bien que
vamos a ver el rompimiento de gloria de los separatismos desde
el sillón de los contentitos. Otros, con este panorama, con 29
muertos, sin agua, con media España no queriendo serlo, se
habrían acostado y se habrían tapado la cabeza, deprimidos,
derrotados. Ellos, no. Ellos asoman la gaita, tres cabezas por
delante de los hombros, y muestran su sonrisa de sesión
continua. ¡Qué maravilla ser del bando de los contentitos, y
no de esos amargados como Rajoy, que cada vez son menos, pero
están más cabreados, porque ven poco el telediario del hermano
de la Milá!
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