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Lo
que voy a decir no lo tenía que afirmar yo, sino el alcalde.
Por lo que toco madera, no vaya a ser que empiecen a decir que
me quiero presentar a alcalde, en plan herreriano. El rumor de
Carlos Herrera de alcalde me ha recordado la historia trianera
del que se estaba ahogando en el río, cerca del puente de
Triana, y todo el mundo mirando desde la barandilla, venga a
gritar: «¡Que hagan algo por ese hombre!». Pero nadie hacía
nada. Lo que suele pasar en Sevilla y en Triana: que nadie se
moja. Hasta que de pronto, ¡zas!, uno que se tira al agua
desde el puente, se pone a nadar a la cuchilleta, saca al que
se estaba ahogando, se lo lleva a la zapata y lo recogen allí,
un suponer, en la lancha de Peana. Y cuando el abnegado
salvador anónimo sube chorreandito por la escalerilla de
Tagua, mientras al medio ahogado se lo llevan a la casa de
socorro de San Jacinto, la gente tocándole las palmas:
-¡Ole, ole, un héroe, un héroe! ¡Ha sido usted un héroe,
salvando a ese hombre de morir ahogado!
Y el héroe, con una cara de cabreo espantosa, va y dice:
-¿Héroe? ¡Qué héroe ni qué ocho cuartos! Lo que yo quisiera
saber es quién ha sido el hijolagramputa que me ha empujado...
A Carlos Herrera le puede pasar como al de Triana. Que la
gente lo vitoree por su valentía cívica al presentarse para
alcalde:
-¡Ole, ole, un ejemplo de civismo! ¡Es usted un espejo de
ciudadanía presentándose a alcalde de Sevilla!
Y Carlos Herrera, fumando un puro más grande que él, salero de
España, salero, con una cara de cabreo espantosa, va y dice:
-¿Ejemplo de civismo? ¡Qué ejemplo de civismo ni qué niño
muerto! Lo que yo quisiera saber es quién ha sido el hijo del
gran PP que ha empujado el rumor, con lo tranquilito que estoy
yo con mis artículos en el ABC y mi Onda Cero...
¿Por dónde iba yo, antes del inciso trianero y herreriano? Ah,
sí, que el alcalde, el actual, don Alfredo, era quien tenía
que afirmar lo que voy a decir. Que en vista de que no cae una
gota de lluvia, y menos que dicen que va a caer, aunque no se
decreten restricciones, sí deberíamos todos empezar a ahorrar
agua, que la que ahora derrochamos puede ponerse en abril a
precio de Yllera o de Pesquera, de escasa. No entro ni salgo
en restricciones. No creo que haya peligro. Como el alcalde de
Sevilla es de los suyos, la Narbona decretará mucho antes las
restricciones de agua en Cádiz, y que se joan los gaditanos,
que no hubieran votado a Teófila, o en Granada, toma, por
elegir a un alcalde del PP, y encima Pepe Torres.
Lo que propongo es algo tan simple como la solución casera de
la botella de agua en la cisterna del cuarto de baño. Meter
una botella cerrada dentro de la cisterna, para disminuir la
cantidad de agua que cargue y vacie. Una botella de litro. Un
solo litro, efectivamente. Pero litro a litro, ahora, podemos
ahorrar el agua que pronto no habrá en los pantanos. Pongamos
que somos 600.000 sevillanos yendo al menos tres veces al día
al cuarto de baño, entre lugares mayores y menores, y tirando
de la cisterna, Eso significa como mínimo 1.800.000 descargas
de cisterna. Y si cada una tiene dentro su botellita, son
1.800.000 litros de agua que ahorramos diariamente desde ahora
mismo. ¿Cuántas duchas se puede uno pegar, cuántas lavadoras
se pueden poner con 1.800.000 litros de agua?
Por civismo, tomen esa botella cerrada, métanla en la
cisterna. Ahorremos ya el agua que pronto nos faltará. Y no me
toquen las palmas, que me conozco, y no me vaya a pasar como a
Herrera con la alcaldía. Y no hay Guardia Civil suficiente en
Montequinto como para llevarme conducido a un cargo público.
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