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¿Sacordáis,
como dijo el otro? Cuando la colza, hubo un ministro, Sancho
Rof, que salió con lo del bichito, que era la pulga de La
Chelito que se buscaba la UCD. Cuando las vacas locas, hubo
una ministra más loca que las vacas, Celia Villalobos, que
salió con lo del hueso del puchero, garbanzo negro del PP.
Ahora, con la gripe de los pollos, han salido las ministras
en tropel, diciendo que no nos preocupemos. Lo cual sí que
es preocupante. Cuando la Vicepresidenta Fernández de la
Vega dijo que no nos preocupáramos, cundió el pánico. Y nada
digo cuando la concejala que vela por nuestra Salud y
Consumo, Cristina Vega, tranquilizó a la población mundial
al descubrirnos que «las aves enfermas mueren antes de
llegar a sus destinos». (¿Será que están en lista de espera
del SAS Aviar?).
No hay que preocuparse, pues, por nada. El bichito de la
colza era de la UCD. El hueso de las vacas locas era del PP.
Pero la gripe aviar es de los nuestros. Una gripe
progresista, solidaria, y está bajo control. Los pollos, por
mucha gripe que hayan cogido, tienen todos la cresta roja,
rojo Marie Claire, y no están dispuestos a estropear el
proyecto de solidaridad, de progreso y de por aquí te quiero
ver. Además, la gallina blanca, la famosa gallina blanca, es
catalana, del tripartito. Con su tripa hartita de pienso
pagado por el odiado Madrid, no creo yo que la gallina
blanca le haga esta faena a la vicepresidenta Fernández de
la Vega y a las ministras. Las cuales, muy progres,
probablemente tomarán una decisión altamente conveniente,
con todo dolor de su corazón Vogue: prohibir la celebración
de El Rastrillo. Lo de los humedales no es problema. Total,
con el agua que tienen los humedales con esta sequía, ya me
contarás. El problema es el peligro de contagio de la gripe
aviar en El Rastrillo.
-¿En El Rastrillo? ¿Y qué tiene que ver la gripe aviar con
El Rastrillo?
-Pues anda que en El Rastrillo no hay loros ni ná... ¡Menuda
concentración de loros! Si ha caído un loro procedente de
Surinam, ¿cuántos loros pueden caer en los puestos de El
Rastrillo? Y alguna cacatúa que otra también puede caer. Y
las cotorritas habladoras, a manojitos...
Mercadillo a cuyo lado el de La Alfalfa no es problema. El
fotógrafo Carlos Ortega, que sabe tela de La Alfalfa, más
que la Vieja del Candilejo, no tiene palabras para elogiar
la valiente actitud del Ayuntamiento, defendiendo hasta
última hora en ese mercadillo nuestras señas de identidad
africana, continuando en este tema su permanente línea:
tráfico, bote-llona, suciedad, ruido, vandalismo, taxistas.
Cerrado el mercadillo de La Alfalfa, ¿quién va a asesinar
los domingos a los pobres perritos, pollitos, patitos y
gatitos que no venden, tirándolos a los contenedores de
basura de los alrededores? ¿Qué va a ser de los que se
dedican al tráfico clandestino de especies protegidas y al
comercio prohibido de aves exóticas, de cacatúas y cotorras
propiamente dichas? Un problema.
Pero estén atentos a las cartas al director, que en las
próximas horas se van a poner calentitas. ¿Saben cuál será
el mayor problema de todos? El nombre del pueblo de
Villafranco. Ojú. En la lista de 18 humedales blindados, el
Gobierno ha in-cluido, lagarto, lagarto, los «Arrozales de
La Puebla y Villafranco» (sic). Villafranco, así, tal como
suena. No Isla Mayor, no: Villafranco. Este Gobierno por un
lado quita las estatuas de Franco para regalárselas en su
cumpleaños al Marqués de Paracuellos del Jarama y por el
otro rescata su toponimia triunfal. Nada, ni virus ni nada:
verá usted cómo el mayor problema será que el Gobierno ha
reinventado el nombre de Villafranco para la Isla Mayor.
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