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COMO
adelanto y heraldo de la primavera, ha abierto la Rosa. La
Rosa López de Operación Triunfo. Vuelve la triunfita
granadina metida en carnes y metida en olvido por Bisbal.
Rosa ha vuelto para que, tras Bisbal, a Chaves no le falten
triunfitos a los que dar la medalla de Andalucía el 28-F del
año que viene, e ir arropando así a Falete. Que Falete acaba
con la medalla de Andalucía colgada entre sus quincallerías
y bisuterías varias, vamos que si acaba...
Rosa López, la de «ozú, chiquillo», la del riquísimo
vocabulario (¡por aquí!) de la chavalería formada con la
LOGSE, ha vuelto para triunfar bailando, no cantando. Como
la que estuvo casada con el vicepresidente del PP cara de
jote (supriman la preposición y les saldrá el adjetivo), y
que ahora se dedica a cobrar por ir a los sitios, Rosa es la
nueva estrella del «Mira quién baila». Me alegro. Cuando las
modelos escuchimizadas de la Pasarela Cibeles predican
anorexia, está muy bien que Rosa ponga de moda los cañonazos
de vienas con manteca colorá. Y bata marcas. Cinco millones
de espectadores contemplaron el triunfazo bailaor de la
triunfita cantaora.
Que está más guapa porque dicen que anda enamorada. Y más
delgada porque, ya saben, los quereres adelgazan más que la
alcachofa, En TVE, y en su programa «Gente», informaron
antier del noviazgo de la granadina. En la cadena pública
controlada por el PSOE dijeron que Rosa está de novia con un
otorrino sevillano. ¿Quién es? Pues agárranse a la silla de
lo que dijeron del novio. Afirmaron textualmente:
«Es sobrino del fallecido doctor Cariñanos».
Así, tal como suena: «El fallecido doctor Cariñanos».
Empiezan a aplicar al corazoneo las consignas del Gobierno
acerca de las víctimas del terrorismo. Es una villanía, es
limpiarse en las cortinas, llamar simplemente «fallecido» a
la víctima del terrorismo que por los famosos a los que
atendía precisamente en la consulta donde la ETA lo asesinó,
puede llegar más al gran público. Los cinco millones de
espectadores de TVE encantados con su triunfo danzante,
pensarán que Rosa es novia del sobrino de un médico que
murió de infarto de miocardio, o de embolia pulmonar, o de
cáncer.
Esto es lo que quieren. Oyendo la vileza de la versión de
«Gente» sobre el asesinato de Cariñanos comprendí
perfectamente lo que pretende esta gentuza con lo de «ni
vencedores ni vencidos»: que los asesinados por la ETA se
conviertan en fieles difuntos. Si hay «fallecidos» y no
«asesinados», no hay asesinos. No habrá, por tanto, ni
vencedores ni vencidos cuando el Gobierno se rinda ante la
banda que asesinó a Cariñanos. Quieren convertir a la
Asociación de Víctimas del Terrorismo en la Hermandad de las
Animas del Purgatorio. Gente que se acuerda devotamente de
los difuntos, no hijos, esposas, madres, hermanos de mil
asesinados que habremos de cargar políticamente en cuenta a
quienes se rindan ante los criminales y depongan las armas
del Estado de Derecho, como las están deponiendo y como se
están rindiendo.
Así que váyanse preparando, que igual que no hay negros
porque ya son todos subharianos, pronto no habrá asesinados
por la ETA. Serán, como el bueno de Antonio Muñoz Cariñanos,
simples «fallecidos».
Alberto y Ascen serán «el difunto matrimonio Jiménez
Becerril».
Portero, «el extinto juez Portero».
Y así sucesivamente.
Ortega Lara, no lo duden: será «el ex cautivo Ortega Lara».
Y todos los asesinos, en la calle. Y el otro, en la Moncloa.
Con la sonrisita cínica que ojalá se le hiele el día que
transitoriamente recobre la dignidad.
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