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Si
el Gobierno lo preside Zapatero, lo más lógico es que
repartan zapatillas.
-Un momento...
-¿Qué pasa?
-Que presidir, presidir, lo que se dice presidir, lo
presidirá Zapatero. Pero mandar, mandar, lo que se dice
mandar, quien manda es Carod.
-Vale, aceptamos Carod como animal doméstico...
Las zapatillas las reparte una ministra de cuota. De la
cuota del ridículo. La mayor ofensa a la condición femenina
es el ridículo que habitualmente hacen las señoras
ministras. ¿Por qué han de ser siempre mujeres las
escaladoras de los cerros de Úbeda? Solamente Bono les gana
a chorradas a Carmen Calvo y a María Antonia Trujillo. Dos
ministras intercambiables por sus tonterías. Lo de las
zapatillas ha sido de la Trujillo, pero podía haber sido de
la Calvo. Ha presentado desde su Ministerio de la Vivienda
un plan que supera a sus anteriores petardos de las
soluciones habitacionales y los minipisos de 30 metros. Ha
financiado una esperpéntica campaña bajo el lema «Obviamente
no podemos conseguirte casa, pero de momento te ayudamos a
buscarla». Promoción que repartirá 10.000 zapatillas
deportivas para que los chavales se pateen las ciudades en
busca de piso. Campaña que en inglés cani llaman «Keli
Finder». («Keli» significa «casa»; mas dicen los entendidos
en lenguaje de la chavalería que es voz tan pasada de moda
como chorvo, guay, mola mazo, gasofa, guita, okey makey o
cantidubi.)
La descabellada idea de la ministra de la Vivienda me parece
una forma lamentable de derrochar un bien escaso como las
zapatillas. ¡Con la falta que nos van a hacer en Sevilla las
zapatillas, para patearnos las calles peatonalizadas! A los
chavales del Keli Finder no les hacen falta tantas
zapatillas como van a necesitar los sevillanos de más edad,
con esos juanetes y esas calles donde no pueden llegar en
coche. Diez mil zapatillas van a ser pocas, de las de suelas
que vamos a gastar dándole al zapato en esta Sevilla que
mientras no la pongan peatonal enterita no pararán. La
Avenida, el Cristina delante de San Telmo, La Contratación,
la calle San Gregorio, El Salvador, La Alfalfa, La
Pescadería, la plaza del Pan, se sumarán a todo lo que ya
hay peatonal, como O´Donnell, Velázquez, Tetuán, Cuna, la
plaza del Triunfo, Virgen de los Reyes, todo el barrio de
Santa Cruz... Por no citar las zonas históricamente
peatonales, como Sierpes, Cerrajería, la Alcaicería, la
calle Francos, Chicarreros, Chapineros, Alvarez Quintero...
Mientras pongan o no el tranvía del centro, ¿cómo nos vamos
a mover por Sevilla? Pues a base de zapatillas. Sevilla rima
con zapatilla. La peatonalización es un homenaje al Gerardo
Diego de «Torerillo en Triana»:
Ay, río de Sevilla,
quién te cruzase
sin que mi zapatilla
se me mojase...
Habrá que poner al día a Gerardo, que voy que ardo con tanta
calle peatonal:
Ay, calles de Sevilla,
quién las pasase
sin que la zapatilla
se me gastase...
De tanto y tanto andar, de darle a la suela. Para
desesperación de la población envejeciente que vive en esas
calles. No se olvide que el centro es un geriátrico de lujo,
como va siendo Los Remedios. El alcalde está encantado con
peatonalizar media Sevilla, pero las señoras mayores que
viven en el centro están aterrorizadas. Si no van a poder
entrar ni los taxis, ¿cómo vienen con las bolsas del
supermercado? Pues con la fórmula Trujillo: a base de darle
a la suela de la zapatilla.
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