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ESTE
Zaplana no tiene remedio. ¿Pues no que se ha ido a África
con el dinero de todos nosotros, acompañado por sesenta
correligionarios y paniaguados, ha alquilado sesenta
habitaciones en el mejor hotel de Tupinamba, la capital del
antiguo reino colonial de Catanambú, y todo para hacerse una
foto disfrazado de negrito del África tropical que
cultivando cantaba la canción del Cola Cao?
Y como verán ustedes, les voy a relatar las mágicas
cualidades de este producto sin par: la infinita capacidad
de inversión de la culpa que tiene el PSOE. ¡Artistas, que
sois unos artistas en dar la vuelta al calcetín!
Así, claro, ha ocurrido lo que ha ocurrido. Que Teresa
Fernández de la Vega, mujer humilde y discreta donde las
haya, que no se gasta un duro en modelitos, no ha tenido más
remedio que decir a Zaplana:
-A ver si tiene usted co...raje de dejar de disfrazarse de
negrito del Cola Cao y se viste usted un día de portavoz de
la oposición en el Congreso, y nos recuerda el GAL y la
corrupción como nosotros les restregamos a ustedes la guerra
de Irak y el chapapote...
Y, claro, como eso era completamente hembrista, una ofensa
inadmisible a la condición masculina, pues los diputados del
PP hicieron divinamente: desprenderse del loctite que en sus
posaderas los mantiene unidos al sueldo, levantarse de sus
escaños, y Juan Naja de Levante.
¿Que esto no ha pasado así? Eso es lo que usted se cree.
Pero esto es lo que quedará del lance africano en el diario
parte de la victoria de esta guerra de la manipulación, que
el cornetín del tararí de los medios adictos y sumisos
ofrece como dogma de fe a esta España que no lee y que no
cree en la infalibilidad del Papa, pero sí en la del
teledario.
Sigue ocurriendo lo que Pepe Oneto descubrió cuando el caso
Juan Guerra. Vino a esta tierra el barquito del flequillo
gaditano de Pepe Oneto y acudió a un mitin socialista. Se
mezcló entre los jubilados de autobús, bocadillo y
banderita. Vamos, entre la Andalucía del progreso que otorga
las mayorías absolutas a Chaves y encuentra pareja en el
programa de Canal Sur para los viejos verdes y las viejas
calentonas. Y, haciéndose el longui, para pegar la oreja y
tirarle de la lengua, preguntó Oneto a uno de los vejetes
qué era eso del caso Guerra. Le dijo:
-¿El caso Guerra? Po ná, que los fascistas hijoputas no
quieren que Arfonzo le ponga un despacho a Suenmano...
Ole. La inexorable máquina de inversión de la culpa funciona
con toda exactitud y eficacia. ¿Dónde la habéis comprado,
hijos míos? ¿Quedan más, que yo quiero una? La matanza del
11-M la pasaron por la máquina de la inversión de la culpa:
de los 200 asesinatos no tenían la culpa los terroristas,
sino Aznar. La máquina de la inversión de la culpa sigue
funcionan-do. Es como la famosa Máquina de la Verdad de
Julián Lago, pero al revés y sin polígrafo: con muchos
bolígrafos de peaje dispuestos a escribir al dictado lo que
diga la Máquina de la Mentira. Ahora han convencido a España
entera de que Rajoy es el gran enemigo de esa claudicación
del Estado a la que llaman «proceso de paz». Que el PP no
quiere que se acabe con la ETA. Y que, por descontado, los
que en este gaditano Día de la Pepa proclamamos la verdad en
la Libertad somos unos fachas. Según la Máquina de la
Mentira, en este 19 de marzo, Día de la Pepa, lo más liberal
es gritar «¡Vivan las caenas!». Las caenas de la ETA que
cursa en neumonía. Las caenas de la destrucción de la
Constitución de 1978. Gritar «¡Viva la Pepa!», como saben,
es completamente machista. ¡Buena se puede poner Doña
Josefina! Vamos, que abandona las Cortes de Cádiz con todas
sus diputadas...
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